“Eres una antipática”, “y tú una exagerada”.
“¡Qué pesado! No puedo más contigo. No paras de molestarme nunca.”
“Eres el peor compañero de piso, no hay quien te aguante. Siempre dejas todo por ahí tirado.”
¿Cuántas veces escuchamos esto o tenemos este tipo de comentarios con otros? Es muy común comunicarnos con juicios hacia los demás cuando aparece un conflicto.
Sabemos bien que los juicios negativos no sientan bien a nadie, pero es difícil evitarlos, es lo que nos sale automáticamente cuando estamos enfadados o dolidos.
Pero la mayoría de las veces no nos llevan a ninguna parte. O, al menos, no a ninguna agradable.
¿Qué desventajas tienen los juicios en la comunicación con otros?
La comunicación con juicios (en especial los negativos) aumenta la probabilidad de que se den estas consecuencias:
- Que el otro se ponga rápidamente a la defensiva. Aunque a veces no sea la intención, la probabilidad de que sean percibidos como un ataque es muy alta.
- Una respuesta poco comprensiva de parte del otro. Cuando el otro está a la defensiva, no va a poder empatizar con nosotros.
- Discusiones sin rumbo donde el objetivo de la conversación ya no es cómo resolver el problema, sino responder a “quién tiene razón” o “quién es el bueno”. Pero esto desvía el tema de conversación, y nos aleja del objetivo de cualquier conflicto, que es llegar a una solución.
- Muchas veces, el otro terminará haciendo cosas por nosotros a regañadientes para evitar el castigo que implica no hacerlo. A largo plazo generamos tensión y rencor en el otro.
Y, ¿cómo podemos evitar los juicios? ¿Podemos comunicarnos de otra manera?
Algunos consejos para lograr una comunicación más amable
Los juicios son etiquetas, las cuales nos ahorran tiempo y energía a la hora de percibir la realidad. Es decir, no son dañinos siempre. Pero cuando nos comunicamos con otros, sí pueden serlo. En vez de facilitarnos la vida, muy a menudo se convierten en obstáculos para llegar a la comprensión mutua.
Os proponemos algunos consejos para evitar los juicios cuando nos comunicamos con otros. Esto nos ayudará a expresarnos de forma menos defensiva, a fomentar la empatía y a disminuir la tensión y dolor en las conversaciones que nos importan.
¡Pero atención! Esto es una cuestión de probabilidad. No por tener una comunicación más amable vamos a conseguir siempre las respuestas que nos gustarían (como una respuesta comprensiva) pero sí vamos a aumentar la probabilidad de que se den. Aquí los consejos:
- Hablar de situaciones y conductas concretas. En vez de juzgar a la persona, señala aquello que ha hecho (o no hecho) que te haya afectado.
- Hablar de situaciones lo más actuales posibles: Céntrate en el presente, en lo que te esté molestando o perturbando ahora. El pasado no se puede cambiar, y muchas veces cuando se trae al frente nos despistamos del objetivo principal.
- Habla de cómo te hace sentir esa situación o conducta concreta. A veces, otros no tendrán ni idea de que eso te perturba y saberlo, en muchas ocasiones, generará empatía y comprensión. Decir cómo nos sentimos respecto a algo rara vez se percibe como un ataque.
- Expresa tu necesidad. Es decir, cuál es el problema, no la solución. Cuando expresamos nuestra necesidad, en vez de directamente proponer algo, el otro está más abierto a negociar posibles soluciones. En este ejemplo, que el chico de la camisa amarilla friegue los platos es una posible solución, pero no la necesidad.
- Pide en vez de exigir. A menos que respondan a reglas o acuerdos previos, hay muchas cosas que realmente es mejor pedir en vez de exigir. Si exigimos demasiado a menudo, la otra persona se siente chantajeada y no libre para decidir qué hacer.
Respuestas más probables con comunicación llena de juicios
Respuestas más probables con comunicación sin juicios (o los menos posibles)
¡Aquí ganamos todos! El dolor emocional que pueden generar los conflictos se reduce cuando la cantidad de juicios también lo hace y, en su lugar, se desvelan las necesidades y emociones que hay detrás.
Estos son algunos ejemplos de respuestas probables frente a la comunicación con o sin juicios (recordad que tienen más o menos probabilidades de aparecer, ¡pero también pueden pasar otras cosas!):
¡Ojo! Esto es solo una guía para enriquecer nuestro lenguaje comunicativo, pero no son reglas que se tengan que aplicar de forma estricta.
No siempre tiene sentido seguir estos pasos, depende de la situación: si es un tema suficientemente importante, si estás hablando con un niño pequeño, si hay una norma previamente establecida, etc.
¡Esperamos que os haya gustado este post!
Alba Psicólogos
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