El trastorno por déficit de atención se define como un patrón de comportamiento persistente de inatención y/o hiperactividad-impulsividad que interfiere o dificulta el funcionamiento social, familiar, escolar y/o personal del menor. No se trata únicamente de un comportamiento de oposición o desafío a unas normas concretas o a los adultos, sino de una dificultad para prestar atención a los detalles, mantenerse en una tarea o permanecer sentado durante un determinado tiempo, para seguir instrucciones, para esperar su turno, etc.
Tal y como apuntan los últimos estudios, se trata de uno de los cuadros más predominantes en población infanto-juvenil y uno de los motivos de consulta más habituales en la práctica psicológica. Por ello, si tu hijo está diagnosticado de TDAH o sospechas que puede tener cierto déficit de atención y/o hiperactividad-impulsividad, a continuación, te dejamos algunas pautas para mejorar y manejar su comportamiento en el ambiente familiar.
Pauta 1: Deja claro a tu hijo/a que es su comportamiento lo que no te gusta, no él/ella
Con frecuencia nos dirigimos al niño con TDAH con adjetivos del tipo: “eres un despistado”, “un egoísta”, “un maleducado”, “un vago”, etc. Hablando de esta manera el niño recibe el mensaje de que él no nos gusta. Sin embargo, si le dejamos claro que es una acción concreta lo que no nos gusta, le será más fácil reconocer qué tiene que cambiar y cómo hacerlo. En lugar de decir “eres un despistado, siempre estás igual”, prueba a decir: “no me gusta que te dejes la agenda en clase la mayoría de los días, tenemos que pensar en una solución”.
Pauta 2: Conoce las características principales del TDAH y la sintomatología asociada
Cuando no se conoce todavía el diagnóstico de TDAH, los padres no entienden qué han hecho para que su hijo se comporte de esa manera, pudiendo aparecer sentimientos de culpa, fracaso, impotencia y frustración. Por ejemplo, si un niño con miopía todavía no está diagnosticado, los padres no entienden por qué cada dos por tres se tropieza y se cae, no atiende o no copia correctamente de la pizarra. En el momento en el que se conoce este diagnóstico podemos tomar medidas (graduarle la vista y ponerle unas gafas) y con ello ayudarle en su correcto desarrollo. Lo mismo ocurre con el TDAH. Conocer el diagnóstico y las características del mismo, permite a los padres adoptar una actitud diferente hacia el niño y hacia la situación y empezar a tomar las medidas necesarias.
Pauta 3: Contar con un ambiente y un tiempo estructurados
Por lo general, los niños funcionan muy bien con las rutinas porque les permiten conocer qué se espera de ellos en cada momento. Lo mismo ocurre con los niños con TDAH, donde los ambientes y los tiempos estructurados y ordenados cobran especial importancia para mejorar su funcionamiento diario.
Es importante mantener en la medida de lo posible un horario y una rutina estable, especialmente entre semana. Además, en aquellos casos en los que se tenga que introducir un cambio (salir antes del colegio, una cita médica, quedarse en casa de algún familiar, etc.) es importante informar al menor de dicho cambio y prever cuál puede ser su reacción para que le afecte lo menos posible.
Pauta 4: Hacer uso del refuerzo positivo
Es habitual que, dado el comportamiento perturbador y llamativo de los niños con TDAH, los padres se encuentren continuamente llamándoles la atención cuando están haciendo algo inadecuado.
Una de las estrategias más importantes para incrementar y mantener comportamientos deseados y adaptativos es el refuerzo positivo, que consiste en elogiar o recompensar de manera frecuente las conductas adecuadas, así como sus aproximaciones. Es decir, poner más energía en prestar atención, premiar y felicitar a los menores cuando están teniendo un buen comportamiento, cuando están trabajando de forma independiente y autónoma, cuando están jugando solos o cuando lo están intentando, por ejemplo. Todos los niños poseen cualidades y conductas deseables y positivas y es necesario identificarlas, observarlas y valorarlas.
Pauta 5: Actuar como modelos
Las personas tenemos la capacidad de aprender de los demás sin necesidad de experimentarlo en primera persona. Por ello, las estrategias de intervención resultan mucho más eficaces si toda la familia las aplica de forma adecuada y como padres es importante que pongáis en práctica las mismas instrucciones que se le piden al menor.
Pauta 6: Cuidar de uno mismo y de la relación de pareja
En las familias que tienen un niño con TDAH es habitual que todo gire en torno al diagnóstico: las actividades, la organización, las conversaciones, etc. lo cual satura en muchos momentos a los familiares, que se encuentran desanimados y agotados mentalmente. Por este motivo es importante dedicar, sin excusas, un tiempo a cuidar de la pareja y hacer planes para dos. Esto ayudará a que los padres descansen, recarguen las pilas y adopten una actitud más positiva y optimista. Lo mismo ocurre con el autocuidado. Es fundamental dedicarse tiempo de descanso, aunque sean unos minutos diarios como salir a dar un paseo, un baño relajante, una comida apetecible, etc.
Pauta 7: Dar espacio a otros temas que no estén relacionados con el TDAH
También es importante sacar al menor de este continuo tema de conversación y realizar otras actividades que no tengan nada que ver con él. Suele ser habitual que los deberes se alarguen durante gran parte de la tarde, pero es necesario que el menor cuente con un tiempo de ocio y desconexión. Más no siempre es mejor y realizar descansos de las actividades académicas le va a permitir mejorar su rendimiento y motivación hacia el estudio.
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