Nosotros, los adultos, hemos estado alejados de las guerras, catástrofes, que vivieron nuestros antepasados. Somos adultos que hemos tenido una vida con unas circunstancias u otras, con más o menos recursos pero, al fin y al cabo, ante un contexto más “normalizado” que el que vivieron nuestros mayores. Probablemente ninguna persona que lea este artículo podrá decir que había sufrido previamente una pandemia mundial o restricciones de este calibre.
Es algo que nos afecta a todos, queramos o no. Estuvimos casi tres meses sin libertad, y, ahora, vamos gestionándolo como podemos. ¿Pero qué hay de nuestros adolescentes? Inicialmente, podían estar muy contentos “por no ir al insti”. Puede que al principio fuera así, pero después… cada día ha pesado un poco más, apagando esa alegría y convirtiéndose en tristeza. Hablo por lo que ellos y ellas cuentan.
¿Cómo se enfrenta un adolescente a la pandemia?
Nuestros adolescentes están sufriendo. ¿Por qué? ¿Qué hacíamos nosotros con esa edad? Lo más importante, por mucho que los adultos queramos que lo más importante sean los estudios, la verdad es que lo más importante eran, y son, las relaciones sociales y su ocio. Y esto, no es posible llevarlo a cabo ahora.
Nuestros adolescentes han estado confinados tres meses, dando clases por internet (quienes podían tener acceso al mismo), sin ver a sus amigos y amigas. Cierto es que siguen tecleando como si no hubiera mañana en las redes sociales. Pero, curiosamente, hablando con ellos y ellas, me indican que echan mucho de menos el contacto personal. Siguen supliendo este déficit con sus redes en Internet, pero quieren ir al instituto, ver a sus amigos, compañeros, salir a la dar una vuelta con ellos, ir al cine… pero no es posible. Y saben y son conscientes de la gravedad de la situación. Lo comprenden.
Un niño de secundaria sabe lo mismo que nosotros. ¿Que sus preocupaciones son distintas a las nuestras? Sí, así es. No obstante, no dejan de ser preocupaciones y una situación que ninguno de nosotros siendo jóvenes hubiera querido vivir. Esto se está alargando… y muuuuucho, como me indicaba el otro día una paciente.
¿Cómo ayudar a nuestros adolescentes en estos momentos?
Como comentaba en otro artículo, me parece muy importante mantener las rutinas de deberes, estudio, responsabilidades domésticas.
Cuando tengamos a uno de nuestros maravillosos jóvenes en la habitación sin salir durante todo un día… muchas veces, valoramos primeramente que “no voy a entrar porque seguro me echa a gritos”, pero el hijo o hija pensará “estoy en la habitación todo el día y nadie se preocupa”. Es importante romper con esta tendencia tanto por parte de los padres como de los adolescentes. Seamos comprensivos con ellos, fomentemos generar espacios de diálogo, dando cabida a la expresión y validación emocional.
Aunque creamos que les da igual porque siguen inmersos en sus redes sociales, desde aquí os digo que no es así. Necesitan nuestro cariño, están sufriendo como nosotros. Si entras y se muestra reacio, puedes validarle, preguntarle qué necesita y abrazarle. Si aun así, te pide que te vayas, recuérdale que estamos ahí, que no están solos, que les queremos y que tiene nuestro apoyo incondicional.
Esta situación es nueva para todos, para adultos, adolescentes, personas mayores, los más peques… Recordemos que como adultos, tenemos recursos de afrontamiento, y en ocasiones, se nos hace cuesta arriba. Por tanto, recordad que los adolescentes no son adultos pequeños, son adolescentes, y por motivos evolutivos, en muchas ocasiones, aún no tienen los recursos de afrontamiento suficientes para gestionar situaciones como esta.
Así que os propongo “La Fórmula Felicidad”, priorizando los momentos que suman, que alegran, que motivan y divierten. Si hay que poner un dibujo de unicornio en la puerta se pone, si hay que hacer “el tonto” en algún momento se hace, preparamos comidas ricas (igual no es el momento de obligar a comer brócoli). Es decir, es momento de buscar las cosas que nos hacen sentir bien a nosotros y a los nuestros y explotarlas al máximo. ¡Ahora más que nunca es momento de vivir!
PD: si alguna persona que lea esto ha vivido en su adolescencia la guerra civil o postguerra, sería muy ilustrativo que nos contaran su experiencia o personas que ahora mismo lo están pasando mal por el cierre de sus negocios y tienen una familia que mantener. Se admiten todo tipo de críticas, argumentos, historias, propuestas… para ayudarnos entre todos.
En Alba Psicólogos nos encantaría leer vuestros comentarios y, como siempre, aquí estamos para quien quiera hablar con nosotros. ¡Gracias por todo!
Alba Psicólogos
Avda. Príncipes de España, 41 (28823 – Coslada, Madrid)
hablamos@albapsicologos.com 91.672.56.82
Imágenes texto: https://pixabay.com/en