La incertidumbre: presente en nuestros días
Últimamente vivimos una incertidumbre constante sobre qué nos deparará el futuro. Son tiempos inciertos en muchos niveles (personal, laboral, social…) y esto, en cierta medida, nos angustia, llegando incluso a paralizarnos o bloquearnos.
Hoy en día, la sociedad nos empuja a planear y planificar absolutamente todo.
Control vs. falta de control
Organizamos nuestras agendas a días, semanas y hasta meses de antelación. Cada uno de nosotros tenemos establecidas nuestras rutinas diarias: llevar a los niños al colegio, ir al trabajo, gimnasio, alguna extraescolar de nuestros hijos, ir a la compra… Esto impide el caos, nos tranquiliza tener una rutina. Pero qué sucede cuando toda esta planificación se ve interrumpida por un imprevisto, qué sucede cuando no tenemos claro por dónde irán las cosas, sentir que hay cosas que se escapan de nuestro control, esto hace que nos sintamos vulnerables.
Si buscamos en el diccionario la definición de incertidumbre, nos encontramos con esa falta de seguridad, de confianza o de certeza sobre algo, especialmente cuando crea inquietud. Es decir, esta inseguridad hace que nuestros pensamientos vuelen al futuro, a las opciones posibles, a las consecuencias de esas posibilidades, a lo que haré y no haré, a lo que pasará y no pasará, a lo que imaginamos que puede pasar. Todo esto que experimentamos hacia algo, es esa ansiedad anticipatoria hacia el futuro.
¿Cómo podemos hacer para que ese miedo al futuro no nos impida disfrutar del presente?
- Lo primero es comprender que la incertidumbre es una reacción normal y sobre todo adaptativa ante un acontecimiento o situación imprevista. Esto nos va a ayudar a poner en marcha un plan de acción para intentar reducir esa situación. Es decir, reconocer la emoción que nos está generando y la función de esta.
- Evitar la sobreinformación para no caer en el tremendismo. La incertidumbre se va alimentando de nuestras preocupaciones y pensamientos anticipatorios. Estos pensamientos están relacionados sobre hechos que no han ocurrido y que cada vez se van engordando más con suposiciones tremendistas y catastrofistas.
- Centrarse en el presente, en el aquí y el ahora. Resolver lo que está ocurriendo ahora y no tratar de resolver lo que tememos que pueda ocurrir, centrarnos realmente en lo que está a nuestro alcance. Desde el aquí y el ahora es cuando y donde podemos actuar.
- Desdramatizar. Es totalmente normal que nos preocupemos por lo que vaya a suceder la semana que viene o la siguiente. Solemos dramatizar cuando tenemos pensamientos negativos o exagerador sobre las consecuencias no deseadas. Hemos de poner el foco en nuestra actitud a la hora de enfrentarnos a estas preocupaciones. Una actitud positiva hace que seamos capaces de solventar las dificultades de mejor manera.
- Crear un plan de acción en función de las circunstancias que vayan surgiendo. Es muy importante no confundir planificación con control. La planificación tiene que ser flexible, que nos permita adaptarnos a las diferentes circunstancias del momento.
Alba Psicólogos
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