¿Pueden aprenderse las habilidades sociales?
La respuesta es… ¡¡¡¡SÍ!!! ¡¡¡POR SUPUESTO QUE SÍ!!!
De igual manera que podemos aprender otras muchas cosas en la vida, como tocar un instrumento o montar en bicicleta, también podemos entrenar y mejorar nuestras habilidades sociales. Y es que este tipo de habilidades se adquieren a través de la experiencia y de la práctica.
Las habilidades sociales no hacen referencia a un rasgo general de personalidad como la extraversión, sino que constituyen un patrón de conductas específicas relacionadas con la interacción social. Estas habilidades nos permiten iniciar y mantener conversaciones, expresar y recibir opiniones, deseos y sentimientos, defendiendo nuestros derechos de un modo adecuado y respetuoso. Las habilidades sociales se ponen en marcha cada vez que nos relacionamos con otras personas, ya sea en contextos informales como hablar con un amigo, hasta en contextos más formales como una reunión de trabajo. Saber mantener el contacto ocular, respetar el turno de palabra, hacer una sugerencia, mostrar agradecimiento o pedir disculpas son algunas de las habilidades sociales que podemos utilizar en nuestro día a día.
Estas habilidades tienden a aprenderse de manera natural a lo largo de nuestra vida por observación e imitación de modelos y a través de las propias relaciones con los demás, siendo reforzados positiva o negativamente al emitir una conducta. Si por ejemplo, cuando voy a comprar con mis padres, siempre dan los buenos días a la persona que está en la caja, probablemente yo también acabe haciéndolo. Por otro lado, si para expresar afecto cuando soy pequeño me lanzo a morderle la mano a un amigo, probablemente sus gritos, lágrimas o su miedo a no querer estar conmigo me hagan entender que morder la mano no es una forma adecuada de ser cariñoso. No obstante, a veces no conseguimos desarrollar un repertorio adecuado de habilidades sociales por muchos motivos (contexto inapropiado, ausencia de modelos, reforzadores inadecuados, presencia de algunas patologías, etc). Pero en estos casos, no hay nada perdido, hay mucho por hacer.
¿Cómo podemos entrenar las habilidades sociales?
El entrenamiento en habilidades sociales busca conseguir que las personas tengamos unas interacciones más satisfactorias y adecuadas con los demás en todos los ámbitos en los que nos desenvolvemos. Esta mejora en las relaciones con otras personas fortalecerá nuestra autoestima al sentirnos más seguros y competentes socialmente. ¡Todo ventajas!
Además, el entrenamiento en habilidades sociales no solo te prepara para que desarrolles con éxito estas conductas específicas de las que estamos hablando, sino que también suele ir acompañado de otras herramientas. Estas son: técnicas para reducir la ansiedad asociada a los contextos sociales, técnicas para modificar creencias o pensamientos desadaptativos sobre nosotros mismos o las situaciones sociales y técnicas para resolver problemas que suelen aparecer en nuestras relaciones interpersonales.
Entonces, ¿Cuándo es recomendable recibir un entrenamiento en habilidades sociales?
- Cuando tenemos dificultades para relacionarnos con otras personas, queremos hacerlo, pero no sabemos cómo.
- Cuando experimentamos altos niveles de ansiedad y un gran malestar al relacionarnos con los demás.
- Cuando no nos atrevemos a rechazar peticiones/favores o lo hacemos de manera agresiva.
- Cuando afrontamos de manera negativa las críticas o las peticiones de cambio.
- Cuando nos bloqueamos al tener que hablar en público, hacer peticiones/sugerencias o críticas a los demás.
- Cuando no sabemos defender nuestros derechos de una manera adecuada.
- Cuando no comprendemos la conducta de los demás o tenemos dificultades para entender situaciones y contextos sociales.
Si te has sentido identificado/a con alguna de estas razones, recuerda como has leído más arriba que ¡Todo se puede aprender!
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