Hace un par de semanas fue San Valentín, ese día del año en que nos vemos invadidos por los corazones, los bombones y las flores, y en el que las todas las parejas parecen ser más felices que nunca. Es posible que esta sobredosis de romanticismo nos haya hecho cuestionarnos cómo es nuestra propia relación de pareja o cómo querríamos que fuera.
Cuando nos planteamos este tipo de preguntas, es común que nuestras respuestas se basen en las ideas más socialmente extendidas sobre el amor, aquellas que aparecen en la literatura o en el cine, y que han calado en nosotros desde niños: lo que conocemos como amor romántico.
El problema es, que la realidad es bien distinta a la ficción, y debemos tener cuidado con las expectativas que tenemos sobre las relaciones, ya que si estas se basan en modelos inalcanzables es posible que solo generen en nosotros insatisfacción e infelicidad.
A continuación, se presentan algunas de estas creencias sobre el amor que pueden ser dañinas a la hora de construir relaciones.
Mito del enamoramiento
“El enamoramiento es un estado permanente en las parejas, si dejamos de sentirnos como al principio es mejor que rompamos”
El amor no es estable, las relaciones transitan por diferentes fases. El enamoramiento es la fase inicial, en la que se vive todo de forma apasionada, sin medida. Mantener una relación en este estado de enamoramiento inicial es imposible, por lo que evolucionamos a otras fases más sosegadas, y esto no significa que se termine el amor.
Mito de la media naranja
“Existe una persona que me complementa, alguien perfecto para mí”
Este mito plantea dos problemas. En primer lugar, transmite la idea de que necesitamos una pareja para estar completos, como si nos faltara una parte. Por otro lado, genera la expectativa de que existe una única persona perfecta para nosotros, y que estamos destinados a encontrarla. Esta idea tan rígida puede generar mucha infelicidad, especialmente si no encontramos nunca a esta “media naranja” o si la encontramos y por algún motivo la perdemos. Nuestra felicidad vital no puede depender de nadie más que de nosotros mismos.
Mito de la omnipotencia: el amor todo lo puede
“Si de verdad es amor, podremos superar todas las barreras que se nos presenten”
Si tenemos integrada esta creencia, debemos tener cuidado. Pensar que si hay amor todo vale y que los problemas podrán superarse siempre, puede hacer que pasemos por alto actitudes y comportamientos intolerables, pensando que al final el amor triunfará. Si bien es cierto que las relaciones no son siempre un camino de rosas y que hay problemas que pueden afrontarse, hay otros que supondrán el final de la relación, por mucho amor que exista.
Mito de los celos
“Si siente celos es porque me quiere, si no siente celos no está enamorado”
De un modo similar al caso anterior, esta peligrosa creencia puede llevarnos a permitir conductas por parte de nuestras parejas que en otras circunstancias no pasaríamos por alto. No nos confundamos, los celos no muestran amor, sino inseguridad, desconfianza y miedo a perder a la otra persona. Y aunque no podamos controlar nuestras emociones, y en ocasiones sintamos celos, debemos aprender a comprenderlos y manejarlos.
Mito de los polos opuestos
“Los polos opuestos se atraen, somos tan diferentes que nos complementamos”
Si bien esto funciona para los imanes, con las personas la cosa cambia. Las relaciones se basan en aquello que compartimos, no en lo que nos distancia. Aunque sintamos atracción por personas diferentes a nosotros, si queremos que la relación se mantenga en el tiempo es fundamental que tengamos más cosas que nos unan, que cosas que nos separen.
Mito de la exclusividad
“Si me quiere solo se sentirá atraído por mí”
Tener pareja no apaga nuestras emociones, por lo que es normal que si nos cruzamos con personas que nos atraen, aun teniendo pareja, sintamos deseo. Lo que sí podemos controlar es cómo actuamos al sentir deseo. En este punto, no hay normas universales, cada pareja tiene la potestad para marcar sus límites, siempre y cuando estos sean aceptados por todas las partes.
Mito del emparejamiento
“Para ser feliz y tener una vida plena, tengo que tener pareja”
Comenzábamos este artículo hablando de San Valentín. La sociedad está orientada a la pareja, parece que la soltería es solo un estado transitorio que pasamos cuando no tenemos pareja, como si el objetivo final de todas las personas fuera estar emparejadas. En la actualidad están surgiendo estilos de vida que se alejan de esta idea, por lo que debemos permitirnos ser libres y decidir si queremos ajustarnos al modelo que predomina o si preferimos tomar otro camino, basándonos siempre en nuestra propia felicidad.
Además de estas creencias, pueden existir muchas otras, por lo que debemos estar siempre atentos a las expectativas que generamos y analizar si realmente se ajustan a la realidad. De este modo, podremos construir relaciones más sanas, siempre partiendo del amor hacia nosotros mismos.
Alba Psicólogos
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