Hay algo desde que nacemos sobre lo que sentimos necesidad, esto es, ser queridos y cuidados por nuestros seres queridos. En caso de ausencia de alguno de estos elementos podemos experimentar algo llamado carencia afectiva.
Nos podemos preguntar entonces qué es la carencia afectiva ya que suele ser algo frecuente en nuestras vidas y que cada vez más los padres toman en consideración.
¿A qué llamamos carencia afectiva? ¿Por qué es importante?
La carencia afectiva tiene lugar ante la ausencia de afecto durante una temporalidad lo suficientemente larga como para repercutir en la sensación de bienestar de la persona que la padece.
Es importante puesto que esta carencia puede originar algunos problemas en el desarrollo de la personalidad, especialmente si ésta se ha producido en edades más tempranas. ¿Por qué? Porque el afecto constituye un valor fundamental para la fortaleza emocional del individuo.
Dar y recibir afecto forma parte de la estabilidad emocional y física. Da igual que seamos niños, adolescentes o personas de edad avanzada, es necesaria en todas las etapas de nuestra vida y a lo largo de esta nos encontramos con conflictos emocionales que probablemente manejaremos mejor si las necesidades afectivas quedan cubiertas.
Entonces, ¿cuáles son los síntomas de la carencia afectiva?
Cuando hablamos de carencia afectiva hablamos de un síndrome que puede presentarse de forma cotidiana en cualquier persona dado que constantemente estamos expuestos a factores que pueden afectar a recibir o no ese cariño por parte de los demás.
Un nivel de confianza bajo, aislamiento social (dejando a un lado personas importantes para quien lo padece), cierto grado de impulsividad (que puede derivar en conductas o reacciones agresivas), capacidad de atención y concentración disminuidas, deficiencias en el desarrollo del lenguaje o en habilidades sociales, dificultad para expresar y gestionar los sentimientos (mostrándose fríos ante casi todas las situaciones) o a largo plazo presentar episodios de ansiedad son algunos de los síntomas que nos pueden indicar que se padece este síndrome.
Influencia en niños y adolescentes
El problema es que la carencia afectiva en los niños termina por provocar desórdenes en el desarrollo de su personalidad y pueden crear problemas emocionales que deben ser supervisados y controlados.
Uno de los problemas relacionados es la falta de atención de algunos padres hacia sus hijos. Esta falta de atención ocasiona en los niños una carencia de afecto que influirá negativamente en las distintas etapas de su vida, pudiendo desarrollarse en algunos casos trastornos de conducta.
En este sentido, uno de los deberes de los adultos es proporcionar al hijo el cariño, cuidado y la protección que éste necesita. Es por ello que resulta bastante recomendable realizar una evaluación personal sobre el tiempo de calidad compartido con los hijos. Probablemente sea necesario reorganizar algunos asuntos y retomar esos momentos compartidos con el hijo para favorecer su bienestar.
Si nuestro hijo además siente dificultad en la gestión y expresión de sus propias emociones, podría ser conveniente buscar la ayuda de un profesional especializado que le proporcione las herramientas necesarias para solventarlo.
Algunas soluciones pasan por seleccionar un tipo de trabajo que le permita la conciliación familiar y laboral, de forma que puedan satisfacerse las necesidades del menor, y en caso de no poder ser así, cabe la posibilidad de buscar actividades conjuntas para que disfruten de momentos de calidad en familia en los momentos conjuntos.
Alba Psicólogos
Avda. Príncipes de España, 41 (28823 – Coslada, Madrid)
hablamos@albapsicologos.com 91.672.56.82
Imágenes texto: https://pixabay.com/