Domingo. Seis de la tarde. Acabas de despertar de la siesta y no sabes si estás más cansado que antes de echártela, pero el caso es que no tienes ganas de hacer nada. No es la mejor época de tu vida y además, mañana es Lunes, por lo que te pones la excusa de que necesitas cargar las pilas para la semana que entra y decides que la mejor opción es quedarte en casa, tumbado en el sofá viendo la televisión.
Siete. Ocho. Ya son las nueve, has terminado de ver tu serie favorita y te quedas con ganas de comentarla, puesto que la ves asolas y no sabes si tus amigos también la ven. Lo cierto es que durante toda la tarde no has hablado con nadie, y ahora que lo piensas, tampoco hablaste con nadie por la mañana. Sin embargo, no le das importancia. Te acuestas.
Lunes, Martes…. Viernes. Ha pasado toda la semana laboral, y por supuesto la rutina se ha limitado a ir de casa al trabajo y del trabajo a casa, ningún otro plan ha surgido de por medio. Sin embargo, hoy viernes se ha propuesto una quedada para tomar unas cervezas después del trabajo, muchos de tus compañeros se han apuntado, pero tú decides no ir, aparece de nuevo la excusa de las “pilas”, esta vez están desgastadas y no te apetece salir.
Sin darte cuenta vuelve a ser Domingo por la tarde y no has hecho nada, has estado todo el fin de semana en casa viendo la televisión. Cuando te pones a decidir qué serie empezar a ver te fijas en que no hay ninguna que te interese o te motive, y te paras a pensar si hay algo que te apetece hacer y lo cierto es que no. Has entrado en una especie de flow pasivo, en el que parece que estás cómodo, pero no te hace sentir muy bien.
Vuelve a ser Lunes, Martes… Domingo. ¡Eh! ¡Espera! ¿Ya han pasado 4 Domingos y no has hecho nada? Lo cierto es que no. Ya ha pasado un mes en el que no te ha apetecido hacer nada, y te encuentras alicaído, triste. Si te paras a pensar, no tienes ganas de hacer nada, pero al mismo tiempo esa inactividad te hace sentir peor. ¡Es la pescadilla que se muerde la cola!
¡Quieto parado! ¿Qué está pasando aquí?
Como ya anticipamos arriba, no es la mejor época de tu vida, ha pasado algo que te ha hecho sentir mal y ha dado un pequeño impulso a la espiral de inactividad. Sin embargo, lo que al principio solo era una pequeña rueda de triciclo que da vueltas, se ha convertido en una gran rueda de camión pesada y difícil de parar.
Quieres sentirte mejor, salir de ese flow pasivo en el que estás inmerso, que te ha hecho perder la perspectiva y el sentido; en el que ya no sabes si estás en una mañana soleada de Sábado o en un Viernes noche primaveral porque tú lo vives como una eterna tarde de Domingo en la que tus ganas sólo te permiten quedarte en casa.
¡Stop! ¡Ponle frenos a esa rueda!
Rescata esas ganas de lo más profundo de tu ser. Es ahora cuando debes ponerte el traje de acción y sacar fuerzas para movilizarte a pesar de tus flaquezas. Párate a buscar qué actividades te hacen sentir bien, recupera el contacto con esos amigos y compañeros, apúntate a aquellos planes que te parezcan interesantes y propón otros que te gustaría realizar a ti.
Alba Psicólogos
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Es el momento de ser valiente y salir a la calle.