¡Buenos días, tardes o quizás noches, querido lector! Si al llegar a casa buscas la paz y la armonía y en su lugar, te encuentras con una guerra constante entre tus hijos, este es tu artículo. ¡Ammmmm! Activamos el modo zen para centrarnos en un enfoque práctico acerca de “cómo no perder los nervios ante conflictos entre hermanos“.
Las discusiones entre hermanos
Las discusiones y enfrentamientos entre hermanos forman parte del desarrollo normativo de los menores. Realmente, podemos ver estas interacciones como una oportunidad, una mini-sociedad hecha a medida en la que pueden aprender a gestionar conflictos.
Pero para que ello resulte fructífero, conviene cambiar comportamientos desadaptativos (gritos, insultos, patadas…) por aquellos que no lo son. Así, como cualquier otro comportamiento en casa (independientemente de presentar una naturaleza social), una conducta inadecuada se tratará del mismo modo que el incumplimiento de otras normas domésticas.
¿Cómo gestionar las discusiones?
¿Qué tengo que hacer? ¡Anota todas las pautas!
- Establece límites para que los hermanos manifiesten sus diferencias en los contextos y de las formas más adecuadas.
- Fija reglas disciplinarias claras y equitativas.
- Explica las consecuencias de las peleas y agresiones.
- Entiende los comportamientos de celos como malestar emocional. Normalízalos sin darles demasiada importancia por tratarse de un proceso natural. Ten en cuenta que la relación entre los hermanos tiene su propio ciclo de desarrollo. Es normal que las diferencias creen conflicto en estas etapas. Ante los episodios celosos, mantén la calma, sin estridencias, atendiendo a conductas alternativas.
- No des la razón si no has visto el conflicto. Debes fomentar que los hijos/as no perciban a los padres como árbitros de sus problemas, sino como mediadores en caso de requerir su intervención. En este sentido, se les puede ayudar a generar posibles salidas para la solución del conflicto.
- No muestres preferencia hacia ninguno de los hermanos, equilibra el trato. No se trata de buscar culpables, para pelear hacen falta dos personas y, por tanto, la llamada de atención será para todos los implicados en una resolución de conflictos no adaptativa.
- Deslegitima el uso de la violencia en todo momento. Nunca está justificada.
- Espera a que la situación se tranquilice para hablar con cada uno de los implicados. Para ello, es necesario tener paciencia y dialogar con calma en un buen momento para todos.
- Generar tiempo de calidad de actividades y juegos de toda la familia es un buen método para mejorar la comunicación y estrechar lazos.
- Fomenta el autocontrol:
- Facilita la pauta contra agresiones (ya sean físicas o verbales)à ignorar + alejarse de la situación + defender propios derechos de forma asertiva y/o pedir ayuda de un modo adaptado
- Facilita la pauta para ignorar à Metáfora del Chubasquero. En esos momentos, puede imaginarse que lleva puesto un chubasquero invisible. “La lluvia cae encima, pero no te moja, resbala”.
- Ante conductas de celos o comportamientos desadaptativos (rabietas, desobediencia) retira la atención o emplea técnicas de modificación de conducta para la reducción de conductas indeseadas. Si esas conductas suponen un reclamo emocional, debemos ser capaces de dar el afecto de forma contingente a las conductas deseadas o positivas, nunca tras episodios de celos.
- Da prioridad a reforzar aspectos positivos (ej: destacar lo que ha hecho bien). Felicita cuando comparta, cuide y quiera a su hermano/a. Los padres deben elogiarle por ello, prestar atención…
- Refuerza la resolución de conflictos pacífica. Ante gritos, enfados, insultos… no prestar atención ni ayuda. La atención y la ayuda para resolver el conflicto se aportan cuando se encuentren calmados y dispuestos a valorar posibles alternativas.
- Muestra explícitamente las ventajas y ganancias (reforzadores naturales) de una buena comunicación.
- Estimula a tus hijos a discutir de forma asertiva acerca de los conflictos cotidianos. Enséñales a escuchar al otro y a buscar soluciones de forma conjunta. Muéstrales cómo el conflicto es una oportunidad para crecer.
Cambiar castigos por refuerzos
Quedan prohibidas las comparaciones, gritos, descalificaciones, privilegios de uno de los hijos frente al otro, atención o dedicación excesiva a uno de ellos y tomar partido por uno de ellos cuando no se ha sido partícipe de la situación. En su lugar, te proponemos:
- Fomentar la cooperación entre hermanos (juegos, tareas, recados…)
- Promover un clima de tranquilidad
- Favorecer el autocontrol. Es importante que aprendan a soportar frustraciones, aceptar incapacidades, dificultades y áreas en las que uno es menos habilidoso, responder con calma ante situaciones conflictivas, alegrarse por el éxito de los demás, etcétera.
- Incrementar tiempo de calidad en actividades y juegos en familia
- Fomentar la individualidad e identidad de cada uno de los hijos. Reforzar las diferencias y características personales que los hacen únicos y especiales por separado.
- Respetar espacio de juego e intimidad de cada hijo.
- Señalar las ventajas que tiene tener un hermano (ej: puede compartir juegos, experiencias, recuerdos…)
- Instaurar en la propia rutina las muestras de afecto y cariño hacia los hijos.
¡Esto no es un adiós! Próximamente, en el artículo “Hermanito dime tú Parte II”, te mostraremos cómo gestionar con los más peques el conflicto en sí, con un enfoque eminentemente práctico. ¡Hasta pronto!
Alba Psicólogos
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