¿Está tu Móvil Cubriendo Vacíos Emocionales?
Entendiendo la Nomofobia
Nomofobia se refiere a la dependencia o adicción a los smartphones. Se describe como “el miedo a no tener contacto con el teléfono móvil o un miedo incontrolable a salir de casa sin un teléfono móvil” (Bhattacharya et al., 2019). El término proviene de la expresión inglesa “non-mobile phone phobia”.
Aunque algunos estudios han identificado asociaciones positivas entre el uso moderado de las redes sociales y el bienestar psicológico, la realidad es que cada vez es más difícil controlar nuestro uso del smartphone. Las aplicaciones están diseñadas para mantenernos enganchados y las notificaciones constantes demandan nuestra atención. Esto nos lleva a un uso excesivo que puede tener repercusiones negativas en nuestra salud mental y bienestar general.
Este uso inadecuado está vinculado a:
- Mala calidad del sueño
- Falta de atención diaria
- Procrastinación académica
- Deterioro de las relaciones personales
- Rendimiento académico negativo
- Síntomas de depresión
En el caso específico de las redes sociales, estas pueden afectar negativamente el funcionamiento psicosocial y el bienestar de los usuarios.
Este problema podría agravarse con la incorporación de las nuevas generaciones, conocidas como ‘nativos digitales’, lo que conllevaría consigo un aumento del individualismo, una menor sociabilidad y un cambio en la forma en que se transmiten y adoptan las normas y valores culturales. Por lo tanto, es crucial realizar una evaluación exhaustiva de la sociedad para valorar las posibles consecuencias de la creciente digitalización y buscar soluciones efectivas que mitiguen los efectos negativos de esta tendencia.
Diseñados Para Ser Adictivos
Mucho se ha hablado ya sobre lo adictivas que son las redes sociales. Chamath Palihapitiya, ex Vicepresidente de Crecimiento en Facebook, comentó: “Siento una tremenda culpa. Los bucles de retroalimentación impulsados por dopamina que hemos creado están destruyendo cómo funciona la sociedad” (Haynes, 2021).
Según Thomas Harris, ex Ético de Diseño en Google, plataformas como Facebook e Instagram utilizan los mismos mecanismos que las máquinas tragamonedas — recompensas variables e intermitentes — para mantenernos enganchados (2019).
La ciencia les da la razón: estudios neurofisiológicos y de neuroimagen han demostrado que la adicción a Internet afecta la estructura y función del cerebro (Tereshcenko, 2023). Esta adicción se manifiesta en un deterioro del control inhibitorio, aumentando la impulsividad y alterando la toma de decisiones y la memoria. Al igual que con otras adicciones, el metabolismo de neurotransmisores como la dopamina y la serotonina se ve afectado, lo que influye en el procesamiento de recompensas, el funcionamiento ejecutivo y la formación de hábitos.
Este es un asunto que debe ser tomado en serio. Como nos recuerda Harris, el tiempo de las personas es valioso y debemos protegerlo con el mismo rigor que la privacidad y otros derechos digitales. Los responsables de formular políticas deben considerar la adicción a los smartphones al desarrollar estrategias para combatir esta problemática.
La Adicción como Síntoma de Problemas Más Profundos
No obstante, el problema no reside solo en corregir el diseño de nuestra tecnología. Las adicciones a menudo se presentan como un síntoma de un problema más profundo y no como una enfermedad en sí misma (Lozano-Blasco et al. 2022). Debemos observar los problemas sociales y contextuales que también conducen a un aumento en la dependencia de estos golpes de dopamina y el uso constante del smartphone.
Algunos factores contribuyentes son:
- Traumas infantiles: Los adolescentes con traumas pueden usar Internet como una forma de escape, volviéndose adictivos.
- Soledad profunda: La soledad puede llevar a un aumento de la adicción, ya que Internet satisface el deseo de relaciones.
- Depresión: Las personas con depresión son más propensas a usar internet para consolarse.
- Factores ambientales: Familias disfuncionales con conflictos internos, mala comunicación y falta de apoyo social se asocian positivamente con estas adicciones. También es especialmente importante la calidad del tiempo que los padres pasan con los hijos.
- Factores socioeconómicos: Las personas con un nivel socioeconómico bajo pueden estar en mayor riesgo de un uso nocivo de la tecnología debido a un acceso limitado a recursos educativos y recreativos.
Y aquí viene uno de los grandes culpables: la propensión al aburrimiento es un factor predictivo del uso problemático de Internet y también media la gravedad de los síntomas ansioso-depresivos. Estudiantes universitarios deprimidos y/o ansiosos, con dificultades para atender sus tareas académicas, experimentan mayor aburrimiento y utilizan las redes sociales para paliarlo.
Los Grupos de Mayor Riesgo
Hay una clara asociación entre el uso nocivo de las tecnologías y una gran serie de psicopatologías, muy probablemente porque individuos con una pobre salud mental encuentran en Internet una fácil vía de escape (Lozano-Blasco et al. 2022; Wang & Shang, 2024).
La depresión y el trastorno de déficit de atención con hiperactividad son las mayores culpables, pero a ellas se les suman muchas otras como:
- Trastorno de ansiedad
- Trastorno obsesivo-compulsivo
- Trastorno límite de personalidad
- Fobia o ansiedad social
- Comportamiento suicida
Pero no es necesario tener un trastorno plenamente desarrollado para ser susceptible a esta adicción. La presencia de ciertos síntomas ya puede aumentar el riesgo. Entre ellos se encuentran:
- Problemas interpersonales
- Estrés percibido
- Alexitimia
- Dificultades en la resiliencia
- Inflexibilidad psicológica
- Evitación experiencial
- Inestabilidad emocional
- Bajo autoconcepto y nivel de inteligencia emocional
- Retraimiento social extremo
- Dificultades en la conciencia y extraversión
No es difícil ver por qué estas poblaciones podrían verse especialmente atraídas a las redes sociales. Estas pueden servir como espacios virtuales donde encontrar conexión interpersonal, compartir experiencias y recibir apoyo emocional.
Paradójicamente, estas expectativas son raramente cumplidas a largo plazo, ya que la dependencia a formar parte de estos espacios está relacionada con una reducción de la salud psicológica y de la satisfacción. La adicción al smartphone altera la vida diaria normal y la eficiencia en el trabajo y puede interferir con las actividades rutinarias, haciendo que los adultos prioricen las interacciones con el dispositivo sobre tareas importantes. Esto sólo agrava los problemas ya presentes en la vida del individuo, creando un ciclo vicioso.
Posibles Soluciones
Hemos creado un problema por el que estamos atrapados en un bucle que se retroalimenta: cuanto peor es nuestra salud mental, mayor es la tendencia a un uso perjudicial de los smartphones, lo que a su vez intensifica aún más estos problemas.
A pesar de que se han ofrecido numerosos consejos para reducir la adicción tanto al internet como a redes sociales (por ejemplo, limitar el uso a ciertas horas del día), la clave para mejorar nuestra relación con la tecnología puede estar en cuestionar qué está impulsando nuestro deseo de usarla. Es fundamental hacer una pausa y reflexionar sobre los problemas subyacentes que podríamos estar evitando.
En lugar de sólo reducir el tiempo frente a la pantalla, deberíamos buscar incrementar la presencia de actividades gratificantes en nuestra vida, cómo hacer planes con amigos, descubrir nuevos hobbies o practicar ejercicio.
La Necesidad de un Cambio Social
Más allá de las soluciones individuales, es crucial considerar cómo podemos abordar este problema a nivel social. Necesitamos construir una sociedad que esté más conectada de formas que realmente importan, en lugar de depender tanto de las pantallas. Fortalezcamos nuestras comunidades y promovamos políticas que eviten que estos problemas se agraven en el futuro. Si trabajamos juntos para crear un entorno que valore las interacciones significativas y el bienestar auténtico, podemos convertir la adicción a la tecnología en un problema del pasado.
Referencias
- Bhattacharya, S., Bashar, M. A., Srivastava, A., & Singh, A. (2019). NOMOPHOBIA: NO MObile PHone PhoBIA. Journal of family medicine and primary care. https://doi.org/10.4103/jfmpc.jfmpc_71_19
- Haynes, T. (2021, February 4). Dopamine, Smartphones & You: A battle for your time. Science in the News.
- Harris, T. (2019, October 16). How Technology is Hijacking Your Mind — from a Magician and Google Design Ethicist. Medium.
- Lozano-Blasco, R., Robres, A. Q., & Sánchez, A. S. (2022). Internet addiction in young adults: A meta-analysis and systematic review. Computers in Human Behavior, 130, 107201. https://doi.org/10.1016/j.chb.2022.107201
- Tereshchenko, S. Y. (2023). Neurobiological risk factors for problematic social media use as a specific form of Internet addiction: A narrative review. World Journal of Psychiatry. https://doi.org/10.5498/wjp.v13.i5.160
- Wang, X., & Shang, Q. (2024). How do social and parasocial relationships on TikTok impact the well-being of university students? The roles of algorithm awareness and compulsive use. Acta Psychologica. https://doi.org/10.1016/j.actpsy.2024.104369
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