Como mencionamos en otros posts, la depresión es un trastorno mucho más común de lo que solemos pensar, sin embargo, resulta muchas veces un tema tabú.
Ocurre lo mismo con el dolor crónico, ya que alrededor de un 20% de la población lo sufre (con “dolor crónico”, nos referimos, por ejemplo, con el dolor producido por enfermedades crónicas como la artritis, fibromialgia, dolor musculoesquelético, contracturas, etcétera).
¿Tienen relación el dolor crónico y la depresión?
Ambas realidades producen que muchas de las personas que lo padecen se sientan incomprendidas en sus diferentes ámbitos sociales (su pareja, familia, amistades, etcétera). Es por ello, que podemos imaginar que el malestar sufrido puede incrementar aun más cuando aparecen las dos afecciones de forma conjunta.
Para una mayor comprensión sobre esta relación, vamos a abordar en primer lugar cada problemática brevemente. Recordamos que la depresión causa un sentimiento de tristeza constante y pérdida de energía, además de causar trastornos del sueño, apetito y sentimientos de minusvalía.
El dolor crónico, por otro lado, se compone de factores tanto físicos, como cognitivos y emocionales, dificultando todos ellos la calidad de vida de la persona que lo padece. Hay que destacar que, para poder considerar un dolor como crónico, su duración se tiene que extender por más de tres meses desde que remite la lesión que lo generó, así como estar repetido en el tiempo y estar asociado a una enfermedad crónica.
El impacto en la calidad de vida de los pacientes hace que la incidencia de los trastornos mentales en relación con la existencia de un dolor crónico sea alta, siendo la ansiedad y la depresión las más comunes. En estas líneas, nos centramos en esta última, ya que la diada depresión- dolor tienen la fuerza de sumergirse en un círculo vicioso muy negativo de retroalimentación. Mencionar, además, que alrededor de un 20% de la población sufre dolor crónico y alrededor de un 5% sufre depresión.
¿Se puede tratar el dolor crónico?
Teniendo en cuenta estos porcentajes, no podemos negar que existen avances en la medicina, pero podemos afirmar que los tratamientos existentes en la actualidad funcionan débilmente debido al aumento de dichos porcentajes. Además, existen evidencias en neurociencia, biología, así como en la psicología para crear un nuevo marco teórico sobre el dolor, el cual sin lugar a duda debe ser acompañado cada vez con mayor auge e investigación desde el ámbito de la salud mental.
Además de lo señalado, es muy importante desde un punto de vista psicológico tener en cuenta que el dolor no sólo contiene una vivencia sensorial, sino que va de la mano de una evaluación tanto cognitiva cómo conductual que tiene como finalidad evitar el daño potencial… y es aquí, en los componentes cognitivo, conductual y emocional donde nuestra disciplina tiene cabida. Esta diada de la que venimos hablando resulta paradójica, ya que ambas alteran la integridad de la persona a través de la evitación, siendo estas acciones defensivas las que producen el daño.
Por último, para concluir con estas líneas… os dejamos una pregunta en el aire: ¿Creéis que mediante la intervención psicológica podemos prevenir que la relación entre dolor crónico y depresión disminuya en una gran medida…?
Alba Psicólogos
Avda. Príncipes de España, 41 (28823 – Coslada, Madrid)
hablamos@albapsicologos.com 91.672.56.82
Imágenes texto: https://pixabay.com/en