El proceso de aprendizaje
La palabra “aprender“ proviene del latín y significa “apoderarse, tomar algo, incorporar…” Durante aquellos años de mi infancia y juventud aprendí constantemente, derrochaba motivación hacia el cambio… Sin embargo, a medida que he ido cumpliendo años, lo he ido perdiendo y cada vez me cuesta mas afrontar nuevos horizontes y aprendizajes.
Dicen que lo habitual es que afrontemos los cambios cuando no tenemos más remedio, cuando necesitamos afrontar las consecuencias negativas de no hacerlo. Me explico, dejamos de fumar cuando se nos pone tos de perro, empezamos a hacer ejercicio y comer sano después de tener un infarto… pero no es necesario llegar a estos extremos para reflexionar acerca de los cambios positivos que podemos incluir en nuestra forma de actuar y vivir.
¿Cómo podemos conseguir las metas que nos proponemos?
A veces pensamos que conseguir nuestras metas es cuestión de azar, pero esto raramente es cierto. Conseguir nuestras metas pasa por saber a dónde vamos, el camino y el medio de transporte que vamos a tomar.
Leemos, vamos a cursos, recopilamos información… pero obtener información no es suficiente para introducir cambios en nuestra forma de hacer. Es solo un primer paso, y lo cierto es que debemos dar un paso más. Por muy informados que estemos de cómo se juega al golf, esto no nos facultará como jugadores.
Otro elemento importante para cambiar es modificar el tan usado “no tengo tiempo”. Se trata de una coartada muy popular, pero en realidad cuando decimos que “no tenemos tiempo para…” lo que en realidad estamos diciendo es que no es una prioridad para nosotros, pues si lo fuera, encontraríamos esos huecos.
Cuando nos comprometemos con algo profundamente, hablamos desde un lugar diferente y utilizamos un lenguaje distinto; además, al hacerlo nos cargamos de energía y fuerza. Cuando nos comprometemos con algo hacemos una elección libre y voluntaria para alcanzar nuestros objetivos y asumimos el coste y el esfuerzo que dicha elección conlleva.
Enfoca tus pensamientos en aquello que quieres hacer y refuerza tus actitudes positivas. El plan de acción es el camino que nos va a llevar desde nuestra realidad actual hasta nuestra realidad deseada.
Por supuesto que para tomar las riendas y hacer aquello que queremos hacer, para dirigirnos hacia donde nos queremos dirigir, es necesario ser protagonistas absolutos de nuestra vida. Lo que requiere una gran dosis de responsabilidad, compromiso e iniciativa. Esto significa elegir y asumir las consecuencias de nuestras decisiones, aceptar nuestra participación en los resultados, aprender de los errores cometidos y reparar lo que esté en nuestra mano. Algo que necesita esfuerzo, entrenamiento continuo y perseverancia.
¿Cómo planificar y ejecutar un plan de acción?
Si ya tienes definido un objetivo es el momento de ponerle patas, lo cual se traduce en concretarlos en un plan de acción concreto. Los pasos de un plan de acción efectivo son muy sencillos:
- Objetivo claro, conciso, medible y alcanzable.
- Estrategias que reflejen el camino a seguir para lograr el objetivo.
- Tareas que describan los pasos exactos para el cumplimiento de las estrategias.
- Tiempos reales de cumplimiento en inicio y fin de cada tarea.
- Seguimiento constante y evaluación de cumplimiento.
- Evaluación final para replanteamiento del plan de acción o elaboración de otro.
Veamos los pasos concretos para elaborar un buen plan:
- ¿Qué quiero modificar o mejorar de forma general?
- ¿Qué voy a modificar o mejorar de forma concreta?
- ¿Qué voy a hacer?
- ¿Cuándo lo voy a hacer?
- ¿Cómo lo voy a hacer? (pasos concretos y específicos de aplicación: intensidad, duración, con quién o quiénes…)
- ¿Cómo voy a medir su efectividad?
- Ahora solo te queda darle al botón de “Play” y llevarlo a la práctica. ¡Ánimo con ello!
¡Te esperamos en nuestro próximo artículo!
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