Con permiso de una paciente os cuento esta pequeña historia, que ella me relató dentro de sus tareas terapéuticas. Ya habíamos hablado largo y tendido sobre la asertividad y fue entonces cuando le pedí un ejercicio real y su posterior reflexión escrita, y esta es la esencia de lo que sucedió y me relató, (yo tan solo le he dado forma y orden, la esencia permanece) espero que lo disfrutéis tanto cómo yo:
“Hace un tiempo caminando por la calle me tropecé con una antigua amiga del colegio y este fue un nuevo inicio para retomar nuestra vieja amistad…aunque hacia muchos años que nos conocíamos, en realidad éramos dos desconocidas unidas por los recuerdos, retomamos un camino juntas con ilusión y mucha esperanza.
Pero pronto hicieron su aparición los “PEROS”, basados en las distintas formas que teníamos de vivenciar lo que era una amistad, mi amiga Lucía, por ejemplo, me llamaba más de lo que a mi me gustaba, cuando hablábamos era habitual la frase de “Dichosos los oídos que te escuchan”, ella llamaba, y llamaba y yo empecé a rehuir sus llamadas…..a mentir… poner excusas… Empezó poco a poco a ser una molestia que me hacia sentir mal, incómoda…
A la vez cuando estaba con ella y se pasaba el primer momento de recriminaciones “Dichosos los ojos que te ven, estás desaparecida…”, me sentía bien, los encuentros con ella eran agradables, sus palabras, su mirada, su contacto… me sentía querida, abrazada, mi corazón hablaba con su corazón.
Ahora tengo que decir, mirando hacia atrás y analizando lo sucedido, que tuvo paciencia y mucha tenacidad y creo que sólo gracias a ella seguimos con una gran, gran amistad…. cada vez más intensa y cercana… y fue entonces que gracias a esa perseverancia, tomé una decisión…
Quería contarla cómo me sentía, qué pensaba cuando me llamaba una y otra vez, quería expresarla el rechazo que me producían esas frases de “Dichosos los ojos que te ven”, “Vaya, por fin hablo contigo”, le comenté mi necesidad de espacio, de distancia, le pedí que esperara mis llamadas y que me recibiera cuando las hiciera sin ningún tipo de reproche… y lo hice suavemente, con tiempo, eligiendo cuidadosamente mis palabras, a solas, estando muy atenta a sus reacciones, la hablé desde mi corazón para llegar a su corazón…
Yo temía que se enfadara, se sintiera ofendida y dañada, y pensara cosas como: “Vaya, y encima que he sido yo la que se ha preocupado de llamar, de estar ahí, bueno, pues si tanto le molesta, que le den morcilla, tal día hizo un año….” . Pero no fue así, su reacción fue de lo mas increíble, prestó atención a mis palabras, escuchó mi sentir y esperó mis llamadas, mantuvo las distancias, empezó a respetar mi espacio y lo más curioso es que yo entonces, poco a poco me fui acercando más y más… ahora creo que hemos llegado a un punto medio, en este momento sé que lo que hemos hecho ambas es ser asertivas….
Cuando yo me expresé y le conté cómo me sentía, cuando le dije lo que pensaba y quería, y lo hice cuidándola, fui asertiva… y ella cuando escuchó y respetó también fue asertiva, porque para que se cumplan los requisitos de la asertividad se tienen que dar las dos partes:
El que expresa y…El que recibe… La asertividad, es decir al otro lo que pensamos y sentimos, pero desde el cuidado a sus emociones, desde un “ganar/ganar”, te digo lo que quiero y necesito de ti, cuidándote, para ello es bueno utilizar los denominados MENSAJES YO:Empezamos describiendo la situación: lo que nos molesta, lo que queremos cambiar, describiéndolo con HECHOS, no opiniones. Las opiniones son discutibles, los hechos no.Después, describo mis emociones: lo que siento cuando sucede aquello que deseo que cambie.Solicito una petición de cambio de conducta por parte del otro, no es una exigencia, advertencia o amenaza solapada…es una PETICIÓN sincera.Doy las gracias por haber sido escuchada, comunico la aceptación de cualquier opinión y sentir, por lo dicho y paso a escuchar atentamente sin juzgar.Acepto la decisión del otro sea cual seaEn todo el encuentro cuido la coherencia entre LENGUAJE, CUERPO Y EMOCIÓN.Si es posible establecemos compromisos de cambio mutuos.
Y ese, es el proceso tan simple que he hecho y a su vez tan cuidadoso de la asertividad.
Pero tengo que decirte que yo sigo pensando que lo que pasó es que sencillamente hablamos de corazón a corazón.
Ni más ni menos es comunicación de la buena…… “
Y yo cuando me lo contó, sonreí, pues sabia que ya nuestros citas serian pocas, muy pocas.
Alba Psicólogos
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