Acabamos de comenzar el 2020 y, como siempre ocurre en estas fechas, es posible que nos hayamos propuesto hacer cambios en nuestra vida con el nuevo año.
Aunque realmente se trate de un momento como cualquier otro, el cambio de año genera una sensación de cambio de etapa, por lo que nuestra motivación para realizar estos cambios puede ser algo más elevada de lo habitual. Sin embargo, esta “motivación extra” puede no ser suficiente, o quizás no dure en el tiempo y al final nuestros propósitos pueden quedarse únicamente en eso, propósitos sin cumplir.
En este artículo vamos a ver algunas recomendaciones que pueden ser útiles para que consigas cumplir esas metas que año tras año se te resisten. Eso sí, ten en cuenta que esto no es una receta mágica que solucionará todo aquello que te preocupa, será necesaria tu máxima implicación para comenzar los cambios.
Busca tus prioridades
En muchas ocasiones, cuando nos planteamos nuestros objetivos para el nuevo año, acudimos a aquellos objetivos más comunes, los que se plantea la mayoría de la gente en nuestro entorno, como son cuidar la alimentación o dejar de fumar.
Es importante que analices realmente por qué estableces algo como un propósito. Que algo sea el objetivo de una gran parte de la población no significa que tenga que ser también el tuyo. Que el año pasado te plantearas un propósito concreto no significa que ahora tengas que establecer ese mismo propósito. Pregúntate por qué quieres cumplir ese objetivo, y cuando tengas la respuesta habrás encontrado aquello que te motivará en el camino hacia el cambio.
Sé realista
Una vez hayas identificado tus objetivos, evalúa el grado en que podrás cumplirlos en la actualidad. Las circunstancias de la vida de cada persona son diversas, y en la sociedad en la que vivimos no siempre tendremos el tiempo, el dinero o las posibilidades para hacer todo aquello que querríamos.
Debemos ser realistas al seleccionar qué cambios pueden llevarse a cabo, aunque precisen una gran implicación por nuestra parte, y cuáles son absolutamente inalcanzables con nuestras circunstancias actuales. Marcarse objetivos imposibles solo generará frustración y desmotivación.
Sé específico
En ocasiones cometemos el error de plantearnos metas demasiado amplias, como puede ser hacer más deporte. Este tipo de objetivos son complicados de alcanzar, ya que su cumplimiento no puede medirse. ¿Hacer 5 minutos más de ejercicio a la semana se considera hacer más deporte? ¿Cuándo podemos decir que hemos alcanzado nuestra meta?
Es preferible que concretemos de una forma mucho más clara qué queremos cambiar, por ejemplo, un objetivo más específico sería: ir a clases de aeróbic dos días a la semana durante una hora. Plantear así nuestras metas hace que podamos decir en qué medida las estamos cumpliendo con mucha más precisión.
Evalúa tus avances
Si queremos saber si estamos logrando alcanzar nuestros propósitos, es fundamental que, con cierta frecuencia, ya sea diaria, semanal o mensual, analicemos el grado de cumplimiento de aquello que nos hemos planteado.
Al realizar este análisis podemos ver nuestros puntos fuertes y débiles, y comprender mejor por qué fallamos cuando lo hacemos. De este modo podremos establecer cambios que nos faciliten el camino.
Valora todos tus logros
A partir de la evaluación previamente comentada, no solo vamos a ver nuestros fallos, también veremos nuestros éxitos. Es fundamental que valoremos todos y cada uno de los avances que nos acerquen a cumplir nuestros objetivos. Debemos pensar que una meta realmente está compuesta de partes muy pequeñas, y que para su total cumplimiento son fundamentales todos los pasos previos que nos aproximan a ella. Centrarnos en los pequeños logros será esencial para continuar motivados hacia nuestros propósitos.
En definitiva, no desesperes. Cumplir todo aquello que nos proponemos no es una tarea sencilla, pero si nos centramos en los pequeños cambios del día a día y buscamos la motivación para alcanzar nuestras metas, podremos alisar el camino. ¡Mucho ánimo y felices cambios!
Alba Psicólogos
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