Seguramente a poco que tratemos de recordar, todos encontramos algún momento en el que una persona cercana a nosotros ha tenido que superar una pérdida, ha estado triste, temeroso/a, no sabía qué hacer o, simplemente, no se encontraba bien.
También es probable que recordemos un momento en el que hemos tratado de ayudar a esa persona y se ha producido una respuesta de enfado, desprecio o reproche ante la supuesta ayuda, creando un clima de crispación y malestar en ambas partes y dificultando que en próximas ocasiones nos acerquemos para dar apoyo a esa persona.
¿A qué se debe esta reacción?
Esta situación es habitual cuando la persona a la que queremos ayudar nos cuenta su problema y cómo se siente, y la respuesta que ofrecemos se basa en nuestra propia experiencia, un recurso comúnmente empleado. Comenzamos a explicarle cómo afrontamos nosotros una situación parecida, qué nos pasó, cómo nos sentimos, quién nos ayudó y quién no y cómo lo fuimos solventando.
Sin embargo, esta fórmula, aunque se emplee con buena intención, no es eficaz. La persona que comparte con nosotros su problema y sus sentimientos está buscando ser escuchada y con nuestra estrategia de ayuda, la estamos forzando a escuchar nuestros problemas pasados, lo cual crea una gran sensación de incomprensión y de descuido hacia su estado emocional, ya que estamos dejando de lado la situación que le está afectando.
Charles Derber, sociólogo, denomina este mecanismo como “narcisismo conversacional” y es la tendencia inconsciente de querer hacerse cargo de la conversación, de dirigir el intercambio de información de forma que se acaba dirigiendo hacia uno mismo.
Este tipo de respuestas son del tipo “sé cómo te sientes, a mí me pasó…”, “yo también me encuentro así, hoy me ha pasado…”, “a todos nos ha pasado alguna vez…”.
Alternativas al “narcisismo conversacional”
Para prevenir que ocurran estas situaciones es preferible emitir una respuesta de apoyo, de interés hacia el estado en el que se encuentra esta persona que ha decidido contarnos su situación actual. Con este fin, la mejor manera de mostrar interés y ayudar a la persona a sentirse acogida y comprendida es preguntar; cómo se siente, qué le ha pasado para estar así, qué piensa de esta situación y si quiere buscar ayuda profesional.
De esta forma estamos poniendo el foco en su propio malestar y en comprender cómo se encuentra, para poder ayudarle de la mejor manera posible, y evitar así los conflictos previamente señalados.
Alba Psicólogos
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