¡La semana pasada os dejamos con ganas de más! Aquí os traemos la segunda parte del capítulo “Tipo de Educación”. Recordamos para los despistados que habíamos visto el Modelo Permisivo y el Modelo Punitivo-Autoritario. ¿Quieres conocer más? ¡No despegues tus ojazos de la pantalla!
3. Modelo: Permisivo-Punitivo
El modelo PERMISIVO-PUNITIVO es aquel en el que comenzamos siendo permisivos y, cuando vemos que no conseguimos nuestros objetivos, pasamos al autoritarismo, porque estamos enfadados y nos sentimos impotentes. No señala límites, cierra la comunicación, el respeto desaparece y la responsabilidad de nuestros hijos brilla por su ausencia. Tiene todos los inconvenientes del autoritarismo y el permisivismo y ninguna de sus ventajas. Este modelo es el más utilizado, pero no por creer en él, ni tampoco porque hemos comprobado su efectividad, sencillamente en primer lugar, aplicamos el modelo permisivo y cuando comprobamos su ineficacia, la desesperación, el enfado, nos hace recurrir a lo más sencillo: «lo haces, porque yo lo digo, y ya está», llegando así al modelo permisivo-autoritario.
Ejemplo 1
—Mamá: (tono alegre) ¡Venga Juan, son las nueve, hora de acostarse! Vete yendo a la cama y ahora voy a darte un beso.
—Hijo: Ahora voy mamá cuando acabe este dibujo.
—Mamá: Juan, vete terminando, tu hora de acostarte son las nueve, todos los días la misma historia, cinco minutos y a la cama, aunque no hayas terminado tu dibujo.
A las nueve y veinticinco.
—Mamá: Venga se acabó, ya está bien, a la cama, que mañana no hay quién te levante.
—Hijo: Si mamá ya voy, solo un minuto, me queda solo pintar el sol.
—Mamá: Tú lo has dicho, solo un minuto, ¡eh!
A las nueve y media
—Mamá: (gritando) ¡Estoy harta! Todos los días tengo que enfadarme, me tomas por el pito del sereno. (Muy enfadada) (Le coge del brazo y le lleva al cuarto) ¡Te acuestas ya! ¡Y no hay nada más que hablar!
Ejemplo 2
Padre e hijo (14 meses) están esperando turno en la cola de correos. El niño está sentado en el carro y comienza a llorar.
—Padre: venga cariño, no llores, que ya nos queda poquito, enseguida nos toca y entonces ¿sabes adónde vamos a ir? ¡Al parque!
El niño comienza a llorar más fuerte, alzando los brazos para que el padre le coja.
—Padre: Jesús, vale te cojo, pero tienes que dejar de llorar. Si sigues llorando, te dejo en el carro. ¡Vale!
Al poco tiempo, el niño comienza a llorar, indicando al padre su deseo de que le baje al suelo.
—Padre: Jesús, ya se que estar aquí es muy pesado, pero ya nos queda muy poco, aguanta un poquito, que enseguida nos vamos. (El niño llora más fuerte). ¿Qué quieres que te baje? Venga te bajo, pero no toques nada, de nada, como toquetees las cosas, te pongo en el carro y se acabó el problema.
Jesús comienza a deambular por la oficina de correos, observando lo que ve, se encuentra con una papelera, y comienza a inspeccionar su contenido, el padre se la retira y se lo lleva de esa zona. Comienza a correr por la oficina, el padre le llama y le sigue a todos lados. Se acerca a una mesa baja con sofás, donde hay impesos, comienza a manipularlos, desordenándolos y arrugándolos, se los quita llamándole la atención.
El padre muy enfadado, mira con furia al niño, le coge con fuerza y le sienta en al carro.
—Padre: Jesús tu y yo habíamos quedado en que no tocabas nada, y ya estoy muy enfadando. Eres imposible, y un desobediente, siempre consigues que me enfade, estoy harto, muy harto.
4. Modelo: Reflexivo
En el modelo REFLEXIVO los límites son claros y se exponen con respeto y serenidad. La comunicación es abierta. Nuestras palabras van acompañadas de hechos. El niño, al saber con exactitud lo que se espera de él, actúa en consecuencia, elige, toma las decisiones y asume sus consecuencias, que también conoce. Es imprescindible expresar dichas peticiones desde el respeto y la comunicación con sus porqués: si no se hace así, este modelo se acerca peligrosamente al modelo autoritario, y, si es necesario, se debe acompañar de hechos o consecuencias. Si no, se acerca con claridad al modelo permisivo.
Ejemplo 1
—Mamá: (tono alegre) ¡Venga Juan, son las nueve, hora de acostarse! Vete yendo la cama y ahora voy a darte un beso.
—Hijo: Ahora voy, mamá, cuando acabe este dibujo.
—Mamá: ¿Cuánto tiempo crees que necesitas para acabarlo?
—Hijo: Un rato, mamá.
—Mamá: Tienes hasta y diez como mucho, porque, si no, mañana tendrás sueño y estarás cansado.
A las nueve y diez.
—Mamá: Son las nueve y diez. ¡A la cama! (tono alegre)
A las nueve y once, la madre se acerca al niño, comenta con su hijo cómo va el dibujo, cómo siente que no le haya dado tiempo terminarlo y que al día siguiente lo terminará, a la vez que va recogiendo todo el material y dirigiendo serenamente al niño hacia el dormitorio.
Ejemplo 2
Padre e hijo (14 meses) están esperando turno en la cola de correos. El niño está sentado en el carro y comienza a llorar.
—Padre: venga cariño, no llores, que ya nos queda poquito, enseguida nos toca y entonces ¿sabes adónde vamos a ir? ¡Al parque!
El niño comienza a llorar más fuerte alzando los brazos para que el padre le coja.
—Padre: Jesús, vale te cojo, pero tienes que dejar de llorar. Si sigues llorando, te dejo en el carro. ¡Vale!
Al poco tiempo, el niño comienza a llorar, indicando al padre su deseo de que le baje al suelo.
—Padre: No, al suelo no te voy a bajar, si sigues llorando ya te he dicho que te dejo en el carro, o sea que tú verás lo que haces: si lloras, al carro; si te callas, te quedas en brazos de papá, haciéndonos cariños.
¿A qué modelo pertenece? ¿Cuál es su forma más habitual de enfocar y resolver las dificultades? En el cuadro siguiente se exponen resumidamente y con claridad las premisas y las consecuencias de la utilización de los enfoques permisivo y autoritario en educación.