Claves para la adquisición de nuevos hábitos: motivación, planificación, repetición y paciencia.
“El 1 de enero me pongo”, “a la vuelta de vacaciones empiezo”, “el lunes sin falta”… ¿Te suenan estas afirmaciones? ¿alguna vez han salido de tu boca? Y, lo más importante, cuando han llegado esas fechas ¿realmente has cumplido con lo que te proponías? Si la respuesta es no, ¡¡tranquil@, no estás sol@!!
Hacer ejercicio, dejar de fumar, comer más fruta… son, racionalmente, hábitos “saludables” y somos conscientes de que serían beneficiosos para nosotros. Sin embargo, la teoría poco tiene que ver con la práctica; y es que, ser conscientes es necesario, pero no suficiente.
¿Qué son los hábitos?
Los hábitos son respuestas aprendidas que se han hecho automáticas. La rutina (repetir con frecuencia la acción que queramos conseguir) es lo que hace que adquiramos un hábito concreto. Por tanto, es posible adquirir o reemplazar hábitos, lo que no significa que sea fácil. Cambiar cuesta y quien diga lo contrario, miente. ¿Por qué? La respuesta es clara: es mucho más cómodo continuar haciendo lo que ya sabemos hacer.
Algunas pautas que pueden serte de utilidad…
Cuando deseas realizar un cambio en tu vida, es normal que no sepas por dónde empezar. Aquí van algunas pautas que puedes seguir para facilitar el proceso, pero, antes de comenzar, es importante que tengas claro por qué quieres hacer ese cambio. Es necesario que dicho motivo esté asociado al crecimiento personal o al placer que se siente al realizar el hábito en sí, y no a recompensas externas como puedan ser halagos, dinero…
Ahora sí, empezamos…
- Haz un listado con aquellos hábitos que te gustaría adquirir/cambiar. Es mejor que esta lista sea breve, pues si consigues cambiar un hábito de una lista breve la motivación es mayor que si miras una lista larga y ves todo lo que aún te queda por conseguir.
- Prioriza. Escoge un solo objetivo de la lista y ten paciencia, ¡Roma no se construyó en un día! Cuando consigas el primero irás a por los demás, pero poco a poco.
- Transforma tu objetivo en metas muy específicas. Tienes que poder comprobar si has cumplido o no lo que te habías propuesto. Por ejemplo, si tu objetivo es beber más agua cada día, ¿cuánto es beber más agua?
Por otro lado, deben ser metas realistas y que aumenten progresivamente su nivel de dificultad. Por ejemplo, si te propones hacer deporte, no puedes comenzar queriendo correr durante una hora. De ser así, tu motivación caerá en picado y es muy probable que dejes a medias lo que habías empezado.
- Planifica. Cuando diseñamos una estrategia, disminuimos el riesgo de fallar. Es importante que pienses en qué vas a hacer, cómo, cuándo y qué recursos necesitas (p.ej., si quiero comer más fruta, necesitaré tenerla a mano). Además, puedes identificar situaciones en las que es posible flaquear y planear cómo evitarlas/solventarlas.
- Ponte una alarma y/o post-it que te recuerden que tienes que hacer el hábito, pues si aún no lo tienes adquirido, es fácil que se olvide. Asimismo, en los post-it puedes aprovechar para ponerte mensajes motivadores.
- Lleva un registro. Ver plasmados tus avances te ayudará a ser consciente de lo que vas consiguiendo y, por tanto, favorecerá tu motivación. Lo puedes registrar en papel o si te resulta más cómodo existen aplicaciones móviles como HabitHub o HabitNow que te pueden ayudar a hacerlo.
- Recompénsate. Elige algo con lo que realmente disfrutes y date un capricho ¡que te lo has ganado!
- Observa cómo te hablas. Necesitamos que nuestros pensamientos y acciones vayan de la mano, por lo que, cuando no es así, nos buscamos la forma de hacerlo. Por este motivo, puede ocurrir que un día te encuentres excusándote para no hacer tu nuevo hábito (“no hacerlo tampoco es tan malo”, “por un día que me lo salte no pasará nada”…). Sé consciente de que son excusas y plantéate si tu motivación para el cambio es suficiente en ese momento.
- Vuelve a intentarlo. Si un día fallas, continúa por dónde lo habías dejado. Cada día es una nueva posibilidad para intentarlo. Por otro lado, es importante que seas consciente de que al principio puede que tengas una sensación de extrañeza. Es normal, cualquier cambio necesita de un período de adaptación, ¡llevas mucho tiempo comportándote de otro modo!
¿Cuándo sabré que lo he conseguido?
¡Lo sabrás! En ese momento ya no te supondrá tanto esfuerzo realizar esa acción, es decir, pasará a ser una acción que realices casi de forma automática.
Así que, ya sabes, cualquier día es bueno para empezar; ¡no esperes a la reaparición del cometa Halley para hacerlo!
Alba Psicólogos
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