Por fin llegó el esperado día. Tras facturar y deshacerte de esos 24.4 kilos (no sabes si de equipaje o de preocupación alimentada por el temor a que te hicieran sacar bártulos de ese tetris-maletón que desafía la Ley de la Gravedad), ahí estás tú, rumbo a la que será tu casa durante los próximos 9 meses.
Erasmus. Una palabra cargada de aventura, juventud y vitalidad, que sin embargo, para muchos presenta una connotación negativa en cuanto a parejas se refiere. Pero tú quieres romper con esa vieja leyenda, tienes claro que en tu caso no vas a dejar que sea así. No es la primera vez que te vacunas contra lo que diga la gente. Así que no lo pienses, ponte a todo volumen el clásico “A quién le importa” de Alaska ¡y comienza a leernos! Desde Hablamos, queremos enseñarte la receta para que la llama del amor continúe brillando con la misma fuerza.
A pesar de que la distancia puede suponer un obstáculo, toca aceptar el nuevo reto que os depara la vida… y qué mejor manera de hacerlo que poniéndole al mal tiempo buena cara. No todo son inconvenientes, las relaciones a distancia pueden aportar otros aspectos a la relación; entre otros, permiten escapar de la rutina, reencontraros en lugares nuevos, conoceros de una forma diferente, y fomentar valores dentro de la pareja como la responsabilidad, confianza e independencia. Eso sí, requiere de una implicación y madurez distinta a la que se establece en la cercanía, pero a larga merece la pena: ganarle el pulso a la distancia fortalece vuestra relación.
¡Basta ya de tanta chapa! Vayamos al grano. Para comenzar, se requiere voluntad por ambas partes (“querer es poder”). Por otro lado, la confianza y el respeto mutuo no pueden perderse por el camino.
¿Hasta aquí nada nuevo, verdad? Pues bien, si hay un elemento al que le prestaremos una atención especial, es a nuestra querida COMUNICACIÓN, el ingrediente estrella para que una relación a distancia funcione. No te quedes en el puro BlaBlaBla… pisa el acelerador para llegar aún lejos… ya que para compensar la falta de contacto físico, toca aliñar la relación con un aderezo especial:
1.Incluid la comunicación en vuestra rutina. Reservad un espacio para vosotros de forma regular, fijando un momento que se ajuste favorablemente al horario de ambos. También se requiere de cierta flexibilidad, dado que dentro de lo cotidiano pueden surgir planes (de estudios, ocio, laborales…) con los que no contabais. En tal caso, respetad el tiempo de ambos, avisándoos con la suficiente antelación.
2. ¡Conectaos! A pesar de resultar paradójico, nunca antes la lejanía/distancia había estado tan cerca. Desde la llegada de las nuevas tecnologías los kilómetros no son un problema. Os recomendamos el empleo de la videollamada, ya que voz e imagen a tiempo real, posibilitan una mayor cercanía. También podéis usar otros métodos como llamadas, clips de voz y/o mensajes vía Whatsapp.
¡Quietos parados! Aunque tengáis en vuestras manos el poder de conectaros inmediatamente e ilimitadamente ¡no abuséis de ello! No se trata de ingresar en urgencias por una sobredosis de comunicación. Cuando hablamos de UNA pareja, nos referimos a DOS personas unidas; por lo que debemos respetar y fomentar el tiempo personal de cada uno, abriendo la puerta a momentos de desconexión.
3. Creatividad al poder. Comunicarse va más allá de una mera conversación:
- Contenidos: buenos, bonitos y baratos. Además de compartir las anécdotas del día a día, no os olvidéis de expresar vuestros sentimientos, impresiones, pensamientos… dejando espacio también para el tonteo que alimenta la chispa. La otra persona debe sentir el calor a la distancia, sintiéndose querida. No te olvides que la relación requiere de riego fresquito día sí y día también.
- Formas: Innova. Por ejemplo, ¿por qué no le sorprendes con una carta o caja inesperada? Nada es insignificante, en los pequeños detalles reside la magia.
- Actos. De nada sirve el decir si no va de la mano del hacer. Muestra y demuestra con tus actos las ganas que tienes de verl@. Por ejemplo, planificando encuentros próximos.
4. ¡Sayonara “malentendidos”! No esperéis a que ocurra, prevenid. Hablad claro, sin ambigüedades ni rodeos… y mordeos literalmente la lengua en aquellas cuestiones banales que sabéis que provocan en el otro la salida de humo por todos los poros de su piel. ¡No actuéis en plena erupción volcánica! Esperad a que pase el temporal, porque mantener una conversación en el momento álgido del enfado, no va a acercaros a la solución. Tan pronto como llegue la calma, no dejéis que pase de largo, tratad de zanjar el asunto lo antes posible.
¡Importante! Evitad sacar los trapos sucios que pertenecen al pasado, porque precisamente ya forman parte del ayer. Centraos en el problema actual, haciendo referencia a los hechos y expresando las impresiones personales con “Mensajes YO” (evitad echar en cara, basaos exclusivamente en vuestra propia experiencia) y respetándoos mutuamente.
¿Te quedas con ganas de más? A nosotros también nos queda mucho por contarte. Hazte con unas buenas aletas para sumergirte en el resto de artículos que Hablamos ha preparado para todos vosotros ¡Nos vemos pronto!
Alba Psicólogos
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