¿Por qué nos enredamos ante cuestiones que no podemos controlar?
Cuando aprendemos a aceptar lo que hay, algo en nosotros deja de resistirse y de luchar contra la vida. Esta es una de las puertas de salida del sufrimiento en el que a menudo nos vemos enredados.
Carl G. Jung dijo:” Lo que niegas te somete, lo que aceptas te transforma”. Como planteábamos en el título de este fragmento: ¿por qué, a veces, nos cuesta tanto aceptar la realidad? ¿Por qué seguimos dándole vueltas a aquello que escapa a nuestro control?
La aceptación, al contrario de lo que pueda pensarse, no tiene por qué ser renuncia, abandono o resignación; sino que puede expresar fortaleza personal, flexibilidad y la capacidad de adaptarnos a una realidad que no podemos controlar, que no siempre es lo que queremos o esperamos.
A lo largo de la vida, nos encontramos con ocasiones en las que tenemos que experimentar circunstancias que sentimos que no son agradables y nos vemos atrapados en situaciones que nos producen dolor. Lo anterior, se debe a que nos enfocamos en expectativas de lo que debe y no debe suceder, y de lo que es correcto o no para nosotros. Cuando nos suceden cosas que no se identifican con dichas expectativas o imágenes y procesos mentales, solemos resistirnos y luchar contra lo que está sucediendo con el fin de re direccionarlo hacia donde deseamos, sin darnos cuenta de que en realidad, al resistirnos a lo que es, estamos potencializándolo, acrecentando nuestro rechazo por lo que sucede y por consiguiente, aumentando nuestra tormenta mental.
Cuando te resistes a algo, inconscientemente le das más fuerza.
Aceptación vs. resignación
La aceptación es la llave maestra para encontrar cierta paz ante aquellas circunstancias de la vida que no podemos controlar, que son la mayoría.
Solemos confundir aceptación con resignación, cuando en realidad nada tiene que ver lo uno con lo otro. La aceptación nos recuerda que podemos aprender a fluir con la vida, a reconocer lo que hay en el instante presente. No reconocerlo nos lleva de cabeza al sufrimiento, ya que tras la resistencia a reconocer lo que es, late una exigencia de que las cosas sean distintas de lo que son. Vivimos en una sociedad exigente, donde percibimos como fracaso aquello que no sale según los planes preestablecidos, no nos viene nada mal recordar que hay algo más grande que nuestro ego y nuestras expectativas… No es mal camino, tampoco, el de aprender a aflojar un poco el control sobre nosotros mismos y nuestras circunstancias, abriéndonos al mismo tiempo a la confianza.
La aceptación es una herramienta esencial para nuestro desarrollo personal. Aceptar la realidad, aquello que no podemos cambiar, no es una actitud estática, es una decisión activa. La decisión de dejar de luchar contra nosotros mismos y contra la vida. Existen recientes investigaciones en donde se ha demostrado que el tomar contacto con lo que sentimos, experimentar, sentir e identificar nuestras emociones, sin emitir juicios o intentar eliminar esas sensaciones desagradables, ayuda a desarrollar una adecuada regulación emocional. Se trata de reconocer la realidad, de decir “sí” a lo que es, de sintonizar con lo que hay ahora tal y como es.
Fluir.
Aquí y ahora.
La aceptación de las circunstancias y también de nosotros mismos, no es algo que se consiga de la noche a la mañana, frecuentemente conlleva un proceso, un trabajo progresivo a todos los niveles, cognitivo, emocional… la ayuda psicológica es fundamental en muchos casos.
Alba Psicólogos
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