¿Qué es el “autosabotaje”?
Es probable que alguna que otra vez hayas escuchado aquello de “Tu peor enemigo eres tú”. Esta frase puede ser o no cierta, pero en el artículo de hoy nos ayudará a explicar el autosabotaje.
Para entender bien este concepto, me gustaría contaros el caso de Mario:
Mario llevaba unos años frustrado en su puesto de trabajo, decía que no se sentía cómodo porque tenía que cargar con muchas responsabilidades que no se veían correspondidas con su salario, además sus jefes nunca le valoraban ni reconocían su esfuerzo. Después de pensarlo durante mucho tiempo, empezó a enviar CV a otras empresas con la esperanza de poder iniciar una nueva experiencia laboral y dejar atrás aquel trabajo que tanta frustración le producía. Un día, poco después de inscribirse en una oferta de un conocido portal de empleo, le llamaron para realizar una entrevista. A priori, parecía una gran noticia, Mario recibió la llamada sorprendido y concertó una fecha para la entrevista. Sin embargo, el día anterior a la cita, decidió anularla ¿Por qué Mario se comportó así? Sencillamente, porque tuvo miedo de no estar a la altura, porque pensó que habría candidatos mejor preparados y que él no tenía posibilidades de ser seleccionado.
El caso de Mario no es único, y probablemente tú que lees y yo que escribo, hayamos caído alguna vez en esta mala práctica de autosabotearnos. Es probable que alguna vez no hayamos hecho alguna actividad porque estábamos seguros de que no íbamos a ser capaces, puede que hayamos intentado cambiar de hábitos (comer más sano, dejar el tabaco, ir al gimnasio, etc) y al poco tiempo lo hayamos dejado, o que no nos hayamos presentando a algún concurso/examen, pensando que no teníamos posibilidades.
Y la pregunta que corresponde ahora es: ¿por qué lo hacemos? ¿Por qué nos autosaboteamos? Pues bien, aunque suene extraño, lo hacemos para defendernos. El autosabotaje es un mecanismo de defensa. ¿De qué nos defiende exactamente? Del miedo al fracaso, del miedo a salir de nuestra zona de confort, del miedo a no controlar una situación, etcétera.
En definitiva, este mecanismo evita que nos expongamos a situaciones en las que nos sentimos vulnerables, y a pesar de que nos aporta una ligera sensación de control y de seguridad, está impidiendo que nos expongamos a retos y situaciones que permitan demostrar nuestra valía y capacidad, o fallar y aprender de los errores.
En el caso de Mario, el miedo a fracasar en la entrevista y a no conseguir el trabajo, le impidió acudir a ella. Y aunque evitó exponerse a una situación de evaluación, también perdió la oportunidad de salir de ese entorno laboral que detestaba.
Pautas para impedir el autosabotaje
¿Qué podemos hacer entonces para evitar autosabotearnos?
- Identificar en qué momentos estamos siendo víctimas de nosotros mismos y tomar conciencia de ello.
- Detectar y detener las cadenas de pensamientos automáticos: “No voy a presentarme al trabajo porque no me van a seleccionar, estoy seguro de que otros candidatos estarán mejor formados o tendrán más experiencia. Es inútil que vaya, seguro que hago el ridículo y el entrevistador me hace pasar un momento incómodo”
- Verificar nuestros pensamientos: ¿Qué evidencia hay de aquello que estamos pensando es cierto? ¿Del 1 al 100 cómo de seguro estoy de que todos estarán mejor formados que yo? ¿Cómo sé que el seleccionador no se va a fijar en mí?
- Valorar otras alternativas u otros pensamientos: “No pierdo nada por ir” “Si voy y no me seleccionan, al menos me he dado a conocer para futuras ocasiones” “Hace mucho que no hago una entrevista, aunque no me seleccionen, ir va a ser útil para entrenarme ahora que voy a volver a buscar trabajo”
- Enfrentarse a los miedos y ampliar progresivamente nuestra zona de confort. La exposición a aquello que nos produce miedo, es el mejor mecanismo para superarlo.
Alba Psicólogos
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