“No tengo palabras para decirte que te quiero”: El déficit en la autoconciencia emocional
Consuelo ya no sabía qué más hacer para que su marido, Primitivo, se diera cuenta de lo triste y frustrada que se sentía ella cuando no le decía que la quería. Estaba agotada de hacer intentos fallidos para que la escuchara y mostrara un poquito de empatía hacia su dolor. Y es que esto no venía de ahora, después de más de 35 años de relación, fuese de este u otro modo, la expresión de afecto que ella esperaba no había llegado hasta el momento.
Por su parte Primitivo, desde su incomprensión verbalizaba: “Y de tanto que insistía en que me pusiera en su lugar, opté por ocupar su lado de la cama”.
Parece que por más esfuerzo de Consuelo, su pareja no puede sintonizar emocionalmente con su queja ni con sus sentimientos, y esto es debido a que Primitivo presenta un “trastorno en su capacidad empática”.
La empatía es comúnmente definida como la habilidad cognitiva de sentir o percibir lo que otra persona sentiría, si estuviera en la misma situación vivida por esa persona.
El déficit acusado en esta capacidad constituye uno de los signos característicos de lo que se conoce como Alexitimia. La alexitimia es la condición psicológica que impide la identificación, control y expresión de las emociones, propias y ajenas. Según la Sociedad Española de Neurología (SEN), un 10% de la población mundial sufre de alexitimia. Esta se ha convertido en una causa desconocida en la ruptura de muchas relaciones de pareja.
La buena comunicación, en todas sus formas y expresiones, es uno de los principales pilares en los que se sustentan las relaciones, algo que para los alexitímicos se convierte en un reto inalcanzable al no poder compartir, ni casi entender, sus propias emociones. Por este motivo, evitan hablar de cuestiones íntimas o sentimentales para centrarse más en las conversaciones objetivas.
El perfil general de la personalidad alexitímica
- Incapacidad de identificar, reconocer, nombrar o describir las emociones o los sentimientos propios, con especial dificultad para hallar palabras para describirlos.
- Pobreza en la expresión verbal, mímica o gestual de las emociones o los sentimientos. Discurso verbal monótono, lento, pobre en temas, detallista y enormemente aburrido.
- Falta de captación de las emociones o los sentimientos ajenos (trastorno de la empatía).
- Pensamiento muy concreto y pragmático, con dificultades para el pensamiento abstracto, centrado en detalles externos y sin conexión con el mundo vivencial interno.
- Reducción o anulación de la fantasía, los sueños y la imaginación. Baja capacidad de introspección y creativa.
- Psicomotricidad rígida, áspera, austera y escasamente expresiva.
- Descripción minuciosa de los hechos y estrategias de afrontamiento orientadas a la acción ante los problemas o los conflictos.
- Dificultades para establecer contacto afectivo con los otros o mantener una dinámica comunicacional. Tendencia al aislamiento, sin tener sensación de soledad.
- Relaciones interpersonales estereotipadas y rígidas, enmarcadas en la subordinación o en la dependencia.
- Impresión generalizada de una personalidad seria o aburrida. Registro de que el aburrido o serio es el otro (un mecanismo de identificación proyectiva), lo que les lleva a ver a los demás con sus propias características.
- Dificultades para distinguir las emociones de las sensaciones corporales Descarga de las emociones o los sentimientos a través de los canales vegetativos corporales, lo que provocaría problemas psicosomáticos. .
- Existencia regida por proyectos de corto alcance y programada o mecanizada como si fuese un robot.
- Alto grado de conformidad social, rasgo catalogado por su sentido como una “falsa normalidad”.
- Reducción de porcentaje del sueño REM.
“El perfil de quien presenta alexitimia responde a una persona distante, plana efectivamente, rígida, sin sentido del humor, introspectiva y seria, carente de imaginación”.
¡Atención! No carecen de emociones, están ahí, pero tienen que desarrollarlas. Su incapacidad de sacarlas fuera provoca que somaticen y que se refleje en su estado físico, lo que no pueden expresar con gestos ni palabras.
“Suelen estar con su pareja porque toca, observan y siguen las normas, hacen lo mismo que el entorno. Sí llegan a sentir atracción y tienen relaciones sexuales, pero no expresan nada más. Cuando les abandonan lo único que alcanzan a decir es que creen que se sienten mal”, apunta la Julia Vidal, psicóloga y directora del centro de investigación Área Humana Psicología.
Como decía el protagonista de nuestra pareja cuando Consuelo amenazaba con dejarlo: “digo yo que estaré mal si me deja porque creo que es lo normal en estos casos, supongo, pero eso a mí no me suele pasar”.
La mayoría de las personas que padecen este trastorno tienden a casarse porque, según uno de los autores del estudio, el investigador en desarrollo humano y familia Nick Frye-Cox, “sí sienten las necesidades humanas básicas, como formar una familia o pertenecer a un grupo, que son tan indispensables para el hombre como comer o dormir”. Sin embargo, una vez que contraen matrimonio, añade Frye-Cox, las personas con alexitimia “se sienten solas y tienen serias dificultades para comunicar los sentimientos a su pareja, lo que acaba destrozando la relación”.
El patrón de comportamiento de estas personas en sus vínculos, pasa por tener un control continuo de los costes y beneficios de sus relaciones, ya sean del tipo que sean, por lo que es frecuente que entablen y rompan con sus parejas de manera muy frecuente. “Estas personas acaban pensando que los demás no pueden satisfacer sus necesidades y que ellos también tienen dificultades para hacerlo”, apunta Frye-Cox.
La persona con alexitimia, ¿nace o se hace?
Se ha determinado que a la base de este esta enfermedad habría dos posibles orígenes:
- Primaria: Responde a causas biológicas. Frecuentemente son déficits neurológicos que interfieren en la comunicación entre el sistema límbico (implicado en nuestras emociones) y el neocórtex (implicado en nuestra razón), o bien, que dificultan la comunicación entre los hemisferios cerebrales; el izquierdo encargado de la producción del lenguaje y el derecho encargado de regular y poner nombre a las emociones.
“Sentimos los afectos con una estructura que generalmente está en el lóbulo temporal derecho del cerebro y los expresamos a través del lóbulo frontal del hemisferio izquierdo. Si tenemos una lesión que interrumpa el circuito de conexión entre las dos estructuras se puede producir una imposibilidad para hablar de los sentimientos”, describe el doctor Carlos Tejero, vocal de la Sociedad Española de Neurología.
- Secundaria: Se debe a causas traumáticas que tienen lugar en determinados momentos evolutivos o cuando la persona ha sido sometida a situaciones de trauma intensas en la vida adulta (por ejemplo malos tratos). Igualmente, puede deberse a un desorden en el aprendizaje emocional del afectado.
Cómo superar la alexitimia
La clave para abordar la alexitimia es el entrenamiento en el reconocimiento de sensaciones que se puedan traducir al lenguaje de las emociones. Es decir, rescatamos la aparentemente escasa actividad emocional del cerebro y del cuerpo (momentos de estrés, respuestas corporales involuntarias, somatizaciones, etc.), y le asignamos una etiqueta y un valor emocional que permita entender lo que están sintiendo. Un trabajo minucioso y paciente en el que ir conectando con el mundo interno y afectivo de la persona, para desde ahí, aprender a leer el del otro.
Y, sobre todo, darnos cuenta de que sí que sienten y pueden enamorarse, aunque no sean tan conscientes como el resto de las personas y necesiten un poco de ayuda. Ahora nos toca ponernos en sus zapatos, sustituir el “no tienes corazón” por el “tu corazón tiene un lenguaje diferente”.
Alba Psicólogos
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