Durante estos meses, hemos oído constantemente cómo multitud de personas estaban perdiendo a sus seres queridos, bien por causa del Covid-19 o por cualquier otra. Las pérdidas que se acontecieron durante el estado de alarma imposibilitaron a los familiares y allegados celebrar el tradicional ritual de despedida del ser querido, que hasta entonces conocíamos.
La muerte de un ser querido es una de las situaciones más duras a las que se enfrenta el ser humano. No se está nunca “preparado” para enfrentar la muerte y dejar que esa persona se vaya, pero la vida nos pone en nuestro camino este tipo de experiencias.
¿Qué es el duelo? ¿Es normal sufrir así?
El duelo es la respuesta normal y saludable de una persona frente a una pérdida. El duelo no es una enfermedad. La enfermedad sería no hacerlo. Como su propia palabra indica, el duelo es doloroso… y no podemos hacer nada para evitarlo, es la reacción esperada ante cualquier pérdida de cierto calibre. No hay fórmulas mágicas. Sin embargo, debemos saber, que cualquiera de nosotros está capacitado para superar un duelo.
“El duelo es tan natural como llorar cuando te lastimas, dormir cuando estas cansado, comer cuando tienes hambre, o estornudar cuando te pica la nariz. Es la manera en que la naturaleza sana un corazón roto.” (Doug Manning).
Cada uno vivimos el duelo de la manera diferente, no es universal, pero sí general. Es decir, el proceso de duelo se pone en marcha de manera natural en todas las personas, pero hay situaciones que lo pueden hacer más difícil, más duro y hacer que el camino a la recuperación sea más largo.
El duelo en tiempos de coronavirus
Como comentábamos en la sección anterior, existen determinadas circunstancias que dificultan la elaboración del duelo. El coronavirus ha sido una de ellas, ha afectado al ritual de despedida ante la pérdida de un ser querido… desde la forma, hasta las circunstancias especiales que han rodeado su proceso de muerte: desde no poder cuidarle, acompañarle hasta sus últimos días y despedirle como nos hubiera gustado en sus últimos momentos. Por ejemplo, el ritual de entierro es un hecho en el que fomentamos una despedida significativa acompañada del apoyo social, un factor protector y facilitador del inicio del duelo en esos momentos tan difíciles.
Por lo tanto, romper con esa normalidad, predispone en algunos casos a un duelo complicado.
El duelo y sus etapas
Podemos diferenciar distintas fases del duelo:
- Etapa de la negación. El shock inicial puede inicialmente amortiguar el golpe de la muerte de un ser querido y aplazar parte del dolor, pero esta etapa no puede ser indefinida porque en algún momento chocará con la realidad.
- Etapa de la ira. En esta fase son característicos los sentimientos de rabia y resentimiento, así como la búsqueda de responsables o culpables. La ira aparece ante la frustración de que la muerte es irreversible, de que no hay solución posible y se puede proyectar esa rabia hacia el entorno, incluidas otras personas allegadas.
- Etapa de la negociación. En esta fase las personas fantasean con la idea de que se puede revertir o cambiar el hecho de la muerte. Es común preguntarse ¿qué habría pasado si…? o pensar en estrategias que habrían evitado el resultado final, como ¿y si hubiera hecho esto o lo otro? Es igualmente común que en estos momentos aparezca la culpa.
- Etapa de la depresión. La tristeza profunda y la sensación de vacío son características de esta fase. Algunas personas pueden sentir que no tienen incentivos para continuar viviendo en su día a día sin la persona fallecida y pueden aislarse de su entorno.
- Etapa de la aceptación. Una vez aceptada la pérdida, las personas en duelo aprenden a convivir con su dolor emocional en un mundo en el que el ser querido ya no está. Con el tiempo recuperan su capacidad de experimentar alegría y placer.
Pautas para gestionar el duelo y afrontar la pérdida
- Permítete expresar tus sentimientos. No niegues lo que sientes, abraza tu dolor. Expresa lo que sientes a través de una carta. Escribe todo lo que te hubiera gustado decirle, teniendo así la oportunidad de poder despedirte de tu ser querido. También puedes hacer un diario donde expreses como te has ido sintiendo cada día, con el fin de ir tomando consciencia de la realidad de la pérdida.
- Es posible despedirse en cualquier momento. El hecho de que en este momento no se pueda celebrar una ceremonia tradicional, no significa que no se pueda hacer en unas semanas. Es una situación excepcional. Piensa que más adelante, si lo necesitas, puedes llevar a cabo la ceremonia o ritual que te hubiera gustado realizar en este momento, o alguna otra alternativa. Se trataría de aplazarlo un tiempo.
- Date tiempo, sé paciente contigo mismo. No tengas prisa por querer estar bien rápido. Habrá días en lo que te sientas mejor y otros que tengas ganas de llorar, de estar solo. Es normal sentirnos confusos y no saber ni lo que queremos, ten paciencia, ve a tu ritmo.
- Busca apoyo en familiares y amigos. Comparte tus malos momentos con ellos. No te aísles.
- Busca momentos de bienestar. Es positivo dar cabida a momentos de desconexión y poder emplear tiempo en realizar aquello que te gusta.
- Cuídate a ti mismo. Aliméntate bien, descansa, haz ejercicio.
La muerte de un ser querido, sin duda, marca un punto de inflexión en la vida de una persona. Sin embargo, la vida continúa y el ser humano tiene una enorme capacidad de resiliencia.
Alba Psicólogos
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