En el colegio, en la vida diaria, enseñamos a los niños una cantidad enorme de vocabulario, pero no solemos incluir las emociones y sus matices.
Los niños, probablemente por genética, saben lo que es sentirse alegre, triste, enfadado o tener miedo. Sin embargo, muchos menos saben lo que es la culpa, aunque la experimenten. Y muchos menos, casi ninguno, conoce los matices emocionales.
La compasión y la autocompasión
Hoy quiero hablar sobre un matiz emocional: la compasión. Es curioso comprobar cómo los niños no saben describir lo que es, pero intuitivamente lo saben. Y más emocionante es comprobar cómo niños que muestran comportamientos agresivos, entienden esta emoción al instante cuando la trabajamos en consulta. Niños en apariencia carentes de empatía, se inclinan hacia situaciones compasivas: si se encuentran con un pajarito con el ala rota, le ayudarían, así como a un niño perdido y llorando en la calle, un cachorrillo abandonado…
Como destaca la psicóloga experta en Mindfulness para niños Mariló Gascón (2017), éste ayuda a los niños a desarrollar la compasión y autocompasión. La compasión consiste en empatizar con los demás, reconocer su sufrimiento, al mismo tiempo que se siente bondad hacia ellos y, de este modo, surge el deseo de ayudar. Respecto a la autocompasión, se trata de ser amable con uno mismo, volverse consciente de nuestro propio sufrimiento, aceptarlo y pensar en la mejor forma de ayudarnos a nosotros mismos.
El Mindfulness en niños
El Mindfulness para niños tiene como principal objetivo enseñarles a focalizar su atención. Esta capacidad para enfocar la atención hacia determinados estímulos potenciará su concentración. Y esto les ayudará a gestionar mucho mejor sus emociones negativas, a entender el origen de su rabia, frustración o tristeza y poder gestionarla de forma adecuada. Así mismo, mejorarán sus habilidades sociales, aprenderán a relacionarse de forma asertiva, evitando situaciones de violencia y generando ambientes de respeto, tolerancia y amabilidad.
Tal es la difusión del Mindfulness que se está aplicando en las consultas de psicología en atención primaria.
Práctica del Mindfulness en niños, adolescentes y padres
Son significativos los beneficios que estamos viendo en niños y adolescentes. Algunos de los niños lo practican con sus padres a la hora de irse a la cama mejorando la calidad del sueño y la, a veces tediosa, tarea de llevar a los niños a la cama cuando no quieren o cuando quieren dormir con sus padres. Con estos ejercicios, esto puede convertirse en un momento agradable compartido por padres e hijos. Los adolescentes también suelen utilizarlo para dormir mejor cuando se encuentran angustiados en épocas de exámenes, o cuando se sienten furiosos y necesitan un momento de pausa para tener conciencia de lo que les está pasando y prepararse para responder mejor ante determinada situación.
En el famoso libro de Eline Snel “Tranquilos y atentos como una rana” podemos encontrar ejercicios de meditación para niños con audios incluidos, que pueden realizar los padres con sus hijos en casa e incluso los profesores en la escuela con toda una clase.
De esta forma, no consideramos el Mindfulness como sustitutivo de otras técnicas de gestión emocional, pero sí como un complemento en la terapia que reporta beneficios significativos para el bienestar emocional.
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