Lunes por la mañana, mosca arriba, mosca abajo, mosca a un lad… y ¡catapúm! Un potente “¡Nacho atiende!” te devuelve a la cruda realidad. Toca trabajo en grupo y esta vez con tres compis con los que no congenias demasiado bien.
Apenas han pasado diez centésimas de segundo y ya estás casi sin darte cuenta, sumergido en la primera reunión, tratando de aprovechar esos últimos momentos de la clase que el profesor os ha cedido para organizaros. Nada más lejos de la realidad… no sabes si asemejar ese primer contacto a un grupo de palomas abalanzándose sobre un inocente gusanito o con la afición de un Barça-Madrid en plena tanda de penaltis. El tiempo para reflexiones dura poco, pues el timbre marca el final del partido y os veis obligados a posponer la reunión.
Como si de una moneda se tratase, los trabajos en grupo muestran dos caras. Por un lado, la que podríamos etiquetar con el hashtag #sálvesequienpueda, que atufa a tensión, falta de organización e irresponsabilidad. También desprende cierto a aroma a patatas Deluxe recién horneadas, en cuanto a que un único componente se está comiendo todo el trabajo, sin dejar ni una sola miguita.
¡¡STOOOOOOOOP!! ¡Basta ya! Ahora toca ceder el paso a la otra faz. ¡Mmmm…! ¡qué rico huele esta! Una ligera pero intensa fragancia de equipo eficaz, que consigue mejores resultados en un menor espacio de tiempo. Pues sí, así es, la confluencia de diferentes puntos de vista, experiencias, vivencias, enriquece la calidad de los trabajos, superando al de una persona por sí sola. El todo puede ser más que la suma de las partes.
¿Cuál es el secreto? Podríamos considerar múltiples factores, pero sin duda es necesario que exista una buena comunicación entre los propios miembros del grupo, así como coordinación en las tareas a desempeñar. De hecho, imagínate cuán importante es…. que son muchas las empresas que incluyen dentro de sus procesos de selección dinámicas grupales, con el fin de asegurar que los candidatos reúnen las habilidades sociales suficientes para comunicarse y desenvolverse en tareas colectivas.
¡Ya está bien de introducciones! ¡Vayamos al grano! Pues bien, para empezar a tejer un equipo eficaz, ten en cuenta que es necesario tener en mente las siguientes cuestiones:
– Selección de un líder. Del mismo modo que tu clase está provista de un delegado o portavoz, un grupo requiere de una persona que lo coordine. Entre sus funciones figura la dirección del grupo, prestando atención a las necesidades del mismo, así como asegurando la coordinación entre todas las partes para su correcto funcionamiento.
– Elaboración del plan de acción. Resulta conveniente elaborar un plan de trabajo, estableciendo:
- Objetivos. quello que pretendéis conseguir con la realización del trabajo. Revisad conjuntamente el resultado que el profesor espera de vosotros. Tened en cuenta que sois un equipo, y cuando decimos UN equipo, es UNO (ni DOS, ni TRES, ni INFINITO). A pesar de vuestras diferencias compartís una misma meta. Tratar de pisar al resto o fardar de méritos e ideas individuales no tiene ningún sentido, dado que si uno gana, todos lo hacéis y si uno pierde, lo mismo ocurre con el resto. Metéis goles en una misma portería… Buenos días por la mañana Cooperación, bye bye Mr. Competitividad.
- Definición de tareas. Tal cual lo contamos, es momento de cortar la tortilla de patata en partes iguales (o más o menos iguales). ¡Trabajo divido multiplica resultados! ¡Ánimo equipo!
- Repartición de tareas. Aprovechad a pulir y sacad provecho de la diversidad que regala un grupo de forma natural. En la medida de lo posible, intentad asignar a cada persona aquello que más interés le suscita, dado que un equipo motivado que trabaja con pasión, incrementa la productividad.
- Plazos de entrega. Tanto los oficiales como los definidos por el propio grupo. Es momento de llamar a Pepito Grillo para que refuerce vuestra conciencia y responsabilidad. Aquí hablamos de reuniones, tanto presenciales como no presenciales. Si la agenda no permite coincidir en espacio-tiempo, podéis hacer uso de las nuevas tecnologías, como herramientas que permiten editar documentos en línea, sin necesidad de reunión física.
– Implantación del plan de trabajo. Una vez definidos los puntos anteriores como si llevaran en el gimnasio una buena temporadita, es hora de atreverse a dar el pistoletazo de salida y ejecutar el plan de acción. En este punto, juega un papel fundamental el sentido de compromiso y responsabilidad de cada cual. Dicen que el todo es más que la suma de las partes… pero esas partes son necesarias para ese todo sea un maquinón. Es hora de cumplir con el deber de cada cual. ¡Todos para uno y uno para todos!
Pues bien, no quería despedirme sin antes comentaros que en la vida real no existen enunciados, no todo va sobre ruedas de F1…. llamémoslo cuestiones del directo… casi siempre surge algún imprevisto con el que no contabais. En ese caso, don´t panic! Haced uso del silbato S.O.S. y activad el modo Cabezas Pensantes, es momento de llevar a cabo una Lluvia de Ideas… Mantén una actitud abierta y participativa, otorgando la medalla de oro a la tolerancia.
Y como truco… ¡elogia! En muchas ocasiones, damos por sentado aquello que funciona y solo destacamos aquello que no va bien. En vez de ponerte de morros continuamente, recuerda que es muy importante verbalizar lo que sí te gusta. Además de fomentar un clima participativo, contribuyes a la motivación y empoderamiento de los miembros del equipo.
Alba Psicólogos
Avda. Príncipes de España, 41 (28823 – Coslada, Madrid)
hablamos@albapsicologos.com 91.672.56.82
Imágenes texto: https://pixabay.com/en