En las relaciones de pareja, igual que en otro tipo de relaciones, en ocasiones surgen conflictos, y es importante aprender a manejarlos para que estos no acaben con la relación, sino que se pueda aprender y crecer también a través de ellos.
Si los conflictos de pareja son muy frecuentes y no se saben resolver, pueden ocasionar problemas de salud emocional y/o física y dañar emocionalmente a los hijos, si es el caso.
Por eso es importante poder afrontarlos de una forma madura y constructiva.
Motivos de discusión en las parejas
Algunos de los motivos más comunes por los que las parejas discuten son los siguientes:
- La intimidad: la intimidad es una cuestión muy personal de cara a uno mismo y de cara a la relación. Es necesario tener claro el grado de intimidad que uno quiere compartir con el otro a nivel emocional y sexual, y poder llegar a puntos de encuentro, para que la intimidad juegue a favor de la relación y del vínculo y no en contra.
- Gestión del tiempo libre: este puede ser un motivo de discusión porque las necesidades, los gustos o las aficiones de cada miembro pueden ser diferentes, y puede haber una dificultad para llegar a acuerdos acerca del tiempo libre que se comparte y el que cada uno pasa por su cuenta.
- Gestión de las tareas domésticas y cuidado de los hijos: es posible que no haya un acuerdo en qué tareas se deben hacer, cómo hacerlas y quién se ocupa de ellas. Siendo así se puede dar un desequilibrio en la organización de las tareas, dando lugar a una sobrecarga de uno de los miembros, mientras el otro asume menos responsabilidad en ese aspecto. Es necesaria una buena comunicación, negociación y consenso para que la responsabilidad se reparta de forma equitativa.
- La relación con las familias de origen: en ocasiones aparecen conflictos derivados de la relación con otros miembros de las familias de origen. Para proteger la relación de pareja en ese aspecto es necesario poner límites, para evitar que se produzcan intromisiones inapropiadas en la relación de pareja o en cómo educar a los hijos.
- Diferencias en los valores fundamentales: los valores que cada uno tiene influyen en su forma de entender la vida y en su comportamiento, así como en su forma de relacionarse con el mundo y con su pareja.
Si estos valores no son compartidos por ambos miembros, al menos en cierta medida, será fácil discutir acerca de las actitudes o comportamientos del otro. En este aspecto es importante poder ser empático y respetuoso hacia la otra persona y poder escuchar su postura para tratar de comprenderla, y que esa actitud os acerque aunque no lo hagan algunos valores.
- Crisis personales: cuando uno de los miembros pasa por una crisis personal que no tiene que ver con la relación, esto puede afectar a su irritabilidad, estabilidad emocional, descanso y capacidad de comunicación, y esto hace que la pareja sea más vulnerable a atravesar un conflicto. En este caso sería necesario hacer un esfuerzo por parte de ambos, para poder expresar las necesidades que se tengan en cada momento y poder cuidar al otro. Aquí, la escucha y la empatía pueden ser buenos aliados.
- Dependencia emocional: esta siempre juega en contra de un vínculo sano porque pone la relación en una asimetría de uno respecto al otro, en la que hay una diferencia de poder y menos libertad para elegir cómo estar con el otro. Si esto se da, es necesario atenderlo, entender las causas que han llevado a la dependencia y tratar de ponerle solución. Para ello a veces es necesario el trabajo en psicoterapia.
Estos son algunos ejemplos de conflictos que se pueden activar en las parejas, aunque puede haber otros diferentes, como: los celos, la gestión económica, la monotonía, los problemas sexuales o la infidelidad, entre otros.
Áreas de la relación afectadas por los conflictos
- El poder: tiene que ver con la capacidad de asumir las diferentes responsabilidades (educación de los hijos, relaciones sociales, manejo de la economía, etc.) y tomar decisiones dentro de la relación
- La intimidad: es una de las bases de la relación de pareja y abarca no solo el terreno sexual, sino también la confianza, la escucha y la complicidad.
- La afectividad: el cariño y el afecto es otro de los grandes pilares de la pareja y es necesario cuidarlo y nutrirlo para que la relación crezca de forma sana.
- La comunicación: es también un aspecto fundamental de las relaciones de pareja. Si hay dificultades en la comunicación será muy fácil que haya conflictos, de la misma forma que una buena comunicación es un punto fuerte para poder resolver las dificultades y volver a generar un encuentro entre los miembros.
Es importante ir cuidando estos aspectos en la pareja para poder mantener una relación sana, equilibrada y nutritiva. Lo cierto es, que la relación de pareja, si es sana, enriquece el mundo emocional de sus miembros, que es tan importante como el mundo físico para mantener un buen estado de salud.
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