Habréis oído a muchas personas hablar de ansiedad, pero ¿qué es realmente la ansiedad? ¿Es siempre perjudicial tener ansiedad?
La ansiedad
La ansiedad puede entenderse como un estado de miedo extremo ante una o varias situaciones.
Cuando tenemos ansiedad es muy difícil controlar nuestras reacciones, de ahí que sea tan molesta. Los principales síntomas físicos de la ansiedad son, entre otros: taquicardias, palpitaciones, opresión en el pecho, falta de aire, temblores, sudoración, molestias digestivas, náuseas, vómitos, “nudo” en el estómago, alteraciones de la alimentación, tensión y rigidez muscular, cansancio, hormigueo, sensación de mareo, inestabilidad…
En determinadas situaciones, esta respuesta es totalmente útil. Por ejemplo, cuando vemos un coche que viene hacia nosotros/as a toda velocidad, experimentamos un miedo extremo que nos lleva a apartarnos de la carretera de inmediato. En este caso, la ansiedad está actuando como mecanismo de supervivencia.
Pero entonces, ¿cuál es el problema? El problema está cuando esta ansiedad se hace persistente, intensa, autónoma, desproporcionada a los estímulos que la causan y genera conductas evitativas o retraimiento. Ahora bien, ¿qué es una conducta evitativa?
Las conductas evitativas
Una conducta de evitación es un comportamiento que realizamos cuando tenemos miedo a enfrentarnos a situaciones difíciles que pueden provocarnos ansiedad. Es decir, como no queremos vernos envueltos en situaciones que nos hacen sentir incómodos/as, las evitamos. Esto lo que hace es reforzar ese miedo, por tanto, no es para nada una conducta beneficiosa sino todo lo contrario.
Como hemos visto, la ansiedad y la evitación que conlleva, son problemas a los que muchas personas se enfrentan hoy en día. ¿Hay solución? Por supuesto. Intentemos comprenderlo.
Buscando soluciones
Cuando vamos a comenzar un nuevo trabajo, todos tenemos una elevada ansiedad, e incluso hay personas que experimentan una serie de miedos al comenzar dicho trabajo. Es decir, el primer día de trabajo el nivel de ansiedad suele ser elevado, pero a medida que vamos enfrentándonos a días de trabajo continuado esta ansiedad va disminuyendo, hasta el punto de no tener nada de ansiedad. Esta experiencia al comienzo suele ser negativa, pero todos salimos ilesos de ella.
Ahora, extrapolamos esta situación al caso de Marta, que tiene miedo a las arañas. En primer lugar, Marta tiene que entender que las arañas no son objetivamente peligrosas, y que, al igual que en el caso del nuevo trabajo, nadie se ha muerto al ponerse delante de una araña.
Es importante saber que la persona que empieza a trabajar en un sitio nuevo, si deja de ir a trabajar durante un tiempo, por miedo o ansiedad, a la hora de querer retomar el trabajo va a tener siempre la ansiedad inicial, es decir, no va a avanzar.
En el caso de Marta con su miedo a las arañas es igual. Si Marta se pone frente a una araña pero el miedo se apodera de ella y se marcha, la próxima vez que vea una araña, la ansiedad va a ser igual o superior a la que tenía antes. Sin embargo, si Marta aguanta delante de la araña, a pesar de tener mucha ansiedad, esta poco a poco se va a ir disminuyendo y en situaciones posteriores también, hasta el punto de tener niveles muy bajos de ansiedad.
Esto es lo que llamamos técnica de exposición, y consiste en lo que hemos explicado a partir de los ejemplos: la persona tendrá que exponerse al estímulo que le produce miedo durante el tiempo necesario, hasta que se comprenda que este estímulo no le produce ningún daño.
Consideraciones a tener en cuenta
Es importante tener en cuenta que esta técnica tiene que llevarse a cabo dentro del contexto clínico, es decir, con la supervisión de un/a psicólogo/a que nos irá guiando a lo largo de la técnica.
En algunos casos, podremos contar con la ayuda de un coterapeuta, que no es más que alguien de nuestro alrededor que esté dispuesto a ayudarnos a superar nuestro miedo.
Todo esto es importante, dado que, para realizar correctamente esta técnica, antes es conveniente que alguien nos enseñe a llevarla a cabo. De este modo evitaremos cometer errores, como, por ejemplo, enfrentarnos a cosas para las que aún no estemos preparados/as, o no terminar correctamente una exposición y que al final no consigamos lo que nos proponemos sino todo lo contrario.
A primera vista, la exposición no es algo que estemos deseando hacer en este momento ¿verdad? Pero, una vez conseguidos los objetivos buscados, es verdaderamente útil y satisfactorio.
No dejemos que nuestros miedos puedan con nosotros/as, podamos nosotros/as antes con ellos.
Alba Psicólogos
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