La sociedad en general, y nuestros menores en particular, pasan cada vez más tiempo detrás de una pantalla, ya sea en redes sociales o jugando online.
Las últimas tendencias en videojuegos entre los menores: Fortnite
El último videojuego que está alertando a padres y profesionales por su potencial adictivo es Fortnite. Fue desarrollado en el año 2017 por la empresa Epic Games y se lanzó como diferentes paquetes de software que presentan diferentes modos de juego.
Los modos de juego publicados son: Fortnite Battle Royale, un juego gratuito donde hasta cien jugadores luchan en una isla, en espacios cada vez más pequeños debido a una tormenta, para ser la última persona en pie, y Fortnite: Salvar el mundo, un juego cooperativo de hasta cuatro jugadores que consiste en luchar contra zombis, utilizando objetos y fortificaciones.
Actualmente tiene más de 45 millones de seguidores. La plataforma Change.org ya se ha movilizado con peticiones para su prohibición puesto que se está observando que afecta a los menores en su rendimiento académico y en las relaciones familiares y sociales.
El éxito de Fortnite
La Common Sense Media es una organización sin fines de lucro que proporciona información y apoyo a las familias para promover tecnología y medios seguros para los niños. Recomienda Fortnite para adolescentes de 13 años en adelante, principalmente por el chat abierto y la violencia. Sin embargo, cada vez juegan niños de edades más tempranas, de hasta siete y ocho años.
La preocupante adicción de nuestros niños a este juego parece estar relacionada con varios factores:
- Es un juego gratuito que se puede descargar en todas las plataformas: móvil, tablet, ordenador, Play Station, X-box, etc. Por tanto, es muy accesible.
- Los gráficos son buenos y el modo de juego muy dinámico.
- Se juega online, los chavales quedan a una hora para conectarse y jugar.
- Es sencillo.
Reacciones de los menores ante la gestión paternal del juego
Hemos observado en la clínica reacciones de ira e incluso comportamientos agresivos cuando los padres no permiten jugar a sus hijos.
Según el testimonio de un padre de un niño de diez años: “Se lo he tenido que cortar radicalmente, era un niño de sobresalientes que ha pasado a suspender, estaba obsesionado con llegar a casa y jugar y cuando se lo retirábamos se enfadaba muchísimo e incluso nos insultaba. De esto hace ya tres meses y todavía sigue pidiéndonos de vez en cuando si puede jugar, prometiendo controlarse”. Igualmente sucede si los padres intentan cortar el juego antes de que acabe la partida. Una madre de un niño de tan solo ocho años se mostraba desesperada: “No hay forma de que pare, me grita, me insulta y ha llegado a soltarme algún manotazo. Ante esta situación le hemos dicho que si se comporta se lo dejamos los fines de semana y si no, nunca. Después de una gran rabieta aceptó, pero está toda la semana obsesionado con que llegue el sábado para jugar, no podemos hacer nada en familia”.
También estamos observando un aumento en la agresividad hacia sus iguales, peleas continuas con hermanos por el acceso al juego y estados de ánimo bajos cuando los padres les prohiben el acceso total.
La adicción a los videojuegos
La Organización Mundial de la Salud ha incluido en la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11) el “trastorno por videojuegos” dentro del epígrafe de “trastornos debidos a comportamientos adictivos”.
Esta categoría diagnóstica se caracteriza por un patrón de comportamiento de juego “continuo o recurrente” vinculado a tres condiciones negativas provocadas por el mal uso de los juegos digitales: 1) la falta de control de la conducta de juego en cuanto al inicio, frecuencia, intensidad, duración, finalización y contexto en que se juega; 2) el aumento de la prioridad que se otorga a los juegos frente a otros intereses vitales y actividades diarias; 3) el mantenimiento o escalada de la conducta a pesar de tener conciencia de las consecuencias negativas.
Por tanto, si la OMS ha incluido la adicción a los videojuegos como una adicción más, con las mismas características que cualquier otra, y los adultos no consentimos que nuestros hijos e hijas realicen comportamientos potencialmente adictivos como fumar, beber o tomar otro tipo de drogas, ¿por qué les permitimos el acceso total a un videojuego que afecta significativamente a su vida familiar, escolar y social igual que lo haría cualquier otra adicción? Pensémoslo, tomemos conciencia y actuemos.
Alba Psicólogos
Avda. Príncipes de España, 41 (28823 – Coslada, Madrid)
hablamos@albapsicologos.com 91.672.56.82
Imágenes texto: https://pixabay.com/en