Es frecuente atender en consulta a personas que necesitan apoyo después de una ruptura sentimental.
El amor es uno de los grandes aspectos de la vida y tiene la capacidad de generar alegría y vitalidad cuando la relación funciona bien, pero también angustia y sufrimiento cuando hay conflictos o rupturas.
La relación de pareja, entendida de forma sana es un vínculo de seguridad y afecto en el que se proyecta una bonita versión de uno mismo, esperanzas y proyectos comunes y el deseo de crecer compartiendo
Quizás hayas escuchado la frase de ” te quiero por quién soy cuando estoy contigo”.
Es común construir la valoración y el amor a través de “ser con los otros” y por eso, cuando el amor se rompe, parece movilizar toda la estructura vital.
Tras una ruptura de pareja, pueden surgir interrogantes como:
– ¿Quién soy yo ahora sin el otro?
– ¿Cómo reconstruyo mi identidad más allá de la relación?
– ¿Cómo gestiono mis tiempos? ¿Y mis actividades?
– ¿Y las demás relaciones?
Y es que el desamor, se cura con amor. Especialmente con amor propio.
Por eso esto no se refiere a buscar desde la angustia a otra persona que cubra el lugar de la persona que ya no está. El clásico “un clavo saca a otro clavo”.
Puede servir como anestesia para el dolor, pero no cura la herida.
Se trata de poder reconstruirse después de la ruptura y no hay ingrediente que mejor ayude a integrar y a unir los trozos del corazón que el amor propio, aunque por supuesto, es necesario el cariño y apoyo de la gente querida.
Después de una ruptura, en el proceso de reconstruirse a uno mismo puede ayudar:
- Asistir a psicoterapia en el caso de sentir que uno está desbordado por las emociones, como el dolor, la tristeza o la angustia. Recorrer este camino acompañado con apoyo y orientación puede ser más llevadero.
– Es importante atender cómo se encuentran la valoración y el amor propio tras la ruptura. A veces se quedan dañados, porque parece que estos vienen de la mano de la mirada del otro: “si tú estás conmigo yo valgo y soy querible”… ¿qué pasa si no estás conmigo? .
Es necesario en el proceso ir construyendo una mirada propia de valor y amor que nazca en uno mismo, al margen de quién esté a nuestro lado.
Cuando el valor y el amor son con uno mismo, nos fortalecemos y ganamos libertad para elegir con quién estar y de qué manera, porque ya no se hace desde la necesidad de que el otro nos aporte eso, ya lo tenemos, se hace desde el deseo de compartir con el otro lo que somos.
– Por otra parte, durante este cambio, es necesario ir retirando todo lo que se colocó o depositó en la relación para traerlo de vuelta al mundo íntimo de cada uno: las ilusiones, los proyectos, los deseos, el cariño, la confianza, la sexualidad, la intimidad, la compañía, etc.
El primer paso es recuperarlo y traerlo a uno mismo. Con el tiempo se puede valorar dónde irlo colocando de nuevo, en qué otras relaciones o actividades.
– De la misma forma, conviene estar atentos para diferenciar culpa y responsabilidad:
- La responsabilidad sirve para hacerse cargo de las propias acciones y de sus consecuencias de una forma madura.
- La culpa sirve para hacerse daño y entrar en procesos de auto castigo y auto maltrato.
En ocasiones el sentimiento de culpa protege de aceptar que la otra persona dañó, o nos trató de una forma inadecuada, y de esta forma nos protege de terminar de soltar la relación. A veces funciona como el precio a pagar por mantenerse aferrado al otro y a la relación. Y este es un precio caro porque hace daño.
– Es importante también empezar a buscar espacios de cuidado: hacer actividades que te gusten y con las que disfrutes y probar a hacer actividades nuevas que te llamen la atención y que nunca habías experimentado antes.
- La compañía y el apoyo de los amigos y familiares son muy importantes, pueden funcionar como lugar de seguridad donde sostenerse y recibir cuidado.
- Conocer a gente nueva y hacer nuevas amistades y vínculos significativos ayuda a conectar con la alegría y la confianza en uno mismo.
- Es necesario también ser paciente y comprensivo con uno, y respetar los tiempos del proceso. Los duelos llevan su tiempo y es importante no forzar la resolución de las cosas, sabiendo que nada es para siempre y antes o después el malestar y el dolor se irán transformando.
El dolor en una separación es inevitable y forma parte natural del proceso. Lo importante es generar los recursos, ya sea por uno mismo o con ayuda de un profesional para atravesar la situación y con el tiempo suficiente salir fortalecido de ella.
Este tipo de situaciones son difíciles, pero una vez aceptadas pueden ser una oportunidad para conocer mejor quién eres y qué quieres para seguir construyendo tu vida a partir de ahora.