El presente artículo, se trata de una continuación de la parte 1 sobre “cómo hacer desaparecer la culpa de tu vida”, por lo que te recomendamos encarecidamente, leerla para facilitar la comprensión de esta.
La primera parte terminaba comentando que hay situaciones a lo largo de nuestra vida en las que decidimos ajustar, flexibilizar e incluso anular determinadas creencias que nos culpabilizan y que lejos de ayudarnos a adaptarnos a nuestro entorno, nos ponen la zancadilla y generan malestar en forma de culpa.
Hay personas que al examinar su sistema de creencias toman conciencia de que tenían una auténtica “cámara de los horrores” en lo más profundo de su mente.
Las creencias no se basan necesariamente en un sistema de ideas lógico o racional. De hecho, son notoriamente refractarias a la lógica. Su función no siempre es coincidir con la realidad.
Pero vayamos por partes……
¿Cuándo hay que modificar, flexibilizar o anular creencias?
- ¿Tu charlatana avisadora está describiendo hechos? ¿O está descalificándote con palabras hirientes? Si es así, exige respeto a tu charlatana ¡desde ya!
- Analiza las circunstancias en las que te sientes culpable. Observa detenidamente cuando aparece tu Pepito Grillo diciéndote que no tienes que hacer esto o aquello, que no estás cumpliendo con tus responsabilidades, obligaciones, con tus “debería“….
- Pero, no te quedes ahí, reflexiona sobre lo que está sucediendo y hazte las siguientes preguntas:
- Desde la razón… ¿consideras justa la reprimenda de tu Pepito Grillo?
- ¿Aplicarías esa misma vara de medir a tu madre/padre, hermana/o, amiga/o…?
- Localiza la creencia que hay por debajo y trasládala a palabras.
- ¿La culpa con esta creencia aparece con frecuencia ? ¿Te molesta habitualmente?
- ¿La intensidad de esa culpa es alta, media o muy intensa?
- ¿Es una creencia “buena” para ti? ¿Te ayuda a adaptarte al medio?
- En base a todo esta reflexión decide:
–Aceptarla y cambiar tu conducta
–Flexibilizarla
-O bien, Anularla
Si decides flexibilizarla o anularla, pasemos al siguiente paso: conocer el origen de dichas creencias (cómo se han formado) y de esta forma, usar el mismo método para flexibilizarlas o anularlas.
¿Cómo crees que se ha formado tu sistema de creencias, tu código de vida?
Una creencia es una afirmación personal que consideramos verdadera, y a través de la cual vemos e interpretamos nuestra realidad: “yo creo que los hijos son lo primero”. Las creencias vienen a partir de lo que nos han dicho, de lo que hemos vivido, leído, de educadores, padres, maestros, medios de comunicación…Por eso, es tan importante que tengamos conciencia de ellas, así como también del lugar que ocupan en nuestra mente. Si yo tengo dentro de mi sistema de creencias tengo presente: “los hijos son lo primero, lo más importante”, hemos convertido una y otra vez el pensamiento en “sonido” y la palabra es tremendamente poderosa, el verbo se convierte en acción.
Es importante tomar conciencia de nuestra charlatana, de lo que dice, porque eso puede cambiar nuestra vida. Puedo cambiar desde el momento en que puedo localizar esos pensamientos que van contra mi propia libertad y bienestar. Ahí está la coherencia, la de dentro-fuera, y no de fuera-dentro para que yo pueda ser lo que quiero ser realmente; la coherencia entre lo que hago, lo que quiero y lo que me digo que puedo hacer y ser.
Pero… vayamos un poco más allá en la formación de tus creencias: tus creencias y tu cerebro.
Tus creencias y tu cerebro
La mielina es la clave, tres hechos simples:
- Todo movimiento, pensamiento o sentimiento humano es una diminuta señal eléctrica, que se transmite a través de una cadena de neuronas.
- La mielina es una capa aislante que envuelve esas fibras nerviosas y aumenta la fuerza, la velocidad y la precisión de la señal.
- Cuanto más activamos un circuito determinado, mayor es la cantidad de mielina que optimiza ese circuito, de modo que nuestros pensamientos se vuelven más fuertes y rápidos. Y cuanto más desarrollamos un circuito, menos conscientes somos de que lo estamos utilizando, es lo que llamamos, pensamientos automáticos.
- La mejor manera de construir un buen circuito es activarlo, una y otra vez, reiteradamente. La mielina (también llamada sustancia blanca) es una gruesa capa de grasa que envuelve la fibra nerviosa a modo de una cinta eléctrica, con la intención de impedir que se pierdan los impulsos nerviosos.
Numerosos estudios confirman que cuanto más se activa el nervio, mayor es la cantidad de mielina que lo envuelve. Cuanto mayor es la cantidad de mielina que lo envuelve, más deprisa viajan las señales.
La mielina está trasformando, silenciosamente, estrechos callejones en amplias autopistas súper veloces. El tráfico neuronal que antes se desplazaba a unos quince kilómetros por hora, con ayuda de la mielina puede alcanzar nada más y nada menos que los 1500 kilómetros por hora. El tiempo refractario (básicamente, la espera que se requiere entre una señal y su efecto) se puede reducir en un 30 por ciento. El incremento de velocidad y la reducción del tiempo refractario se combinan para multiplicar por 3000 la capacidad general de procesamiento de la información: ciertamente se trata de una autopista de cuatro vías.
Cuando la fibra nerviosa se activa, la neurona lo percibe y comienza a envolverla con mielina, que se envuelve una y otra vez alrededor de la fibra nerviosa con una precisión increíble. Cada una de estas envolturas puede rodear la fibra cuarenta o cincuenta veces, y este proceso puede durar días, semanas o años.
Principios fundamentales:
- La activación del circuito es fundamental, es un mecanismo que responde a la repetición, las creencias se forman con la repetición: “Los hijos son lo más importante”.
- Envuelve, no desenvuelve. Se produce en una sola dirección. Una vez que se aísla el circuito no puedes “des-aislarlo” (excepto a causa de la edad o una enfermedad). Esta es la razón por la cual los hábitos, los pensamientos automáticos, resultan tan difíciles de romper. La única manera de cambiarlos es construir hábitos nuevos a través de la repetición de nuevos pensamientos y comportamientos.
- Conservamos la capacidad de producir mielina durante toda la vida.
- Los instaladores funcionarían según una regla muy simple: se dirigirían a aquellos circuitos que se activen más y con mayor urgencia. Los circuitos que se utilizan con frecuencia reciben más carriles, los que funcionan con menor frecuencia recibirán menos carriles, e incluso pueden ser caminos vecinales. Tenemos un gran control sobre las creencias que desarrollamos. Todos tenemos la oportunidad de convertirnos, en dirigentes de nuestro propio sistema de carreteras, nosotros elegimos a quien le damos la autopista de cuatro vías.
- La clave se encuentra en practicar, practicar y practicar, una opción u otra.
¿Cómo modificar las creencias?
Durante años has oído y te has repetido aquello de “Los hijos son lo más importante”. Hasta conformarse en una creencia sólida con una autopista de cuatro vías, donde la velocidad es tan alta que se ha convertido en un pensamiento automático de gran fuerza.
Ya hemos dicho que no hay forma de des-instalar la autopista, lo que tenemos que hacer son dos cosas:
- Dejar de usar dicha autopista “Los hijos son lo más importante”, pillando a nuestra charlatana y parándola…
- Crear una nueva creencia, al principio será un camino de grava, luego vecinal, para pasar a carretera secundaria, autopista y ya le iremos añadiendo carriles, para convertirla en una autopista de alta velocidad.
Pasos para crear una nueva creencia
Si durante años hemos estado diciéndonos, escuchando, la antigua creencia “Los hijos son lo más importante”, tendremos que crear una nueva frase que refleje la nueva creencia que queremos instalar, que precisa de los siguientes requisitos:
- Empezar por “Yo”, ya que le da fuerza.
- Redactada en presente.
- La palabra NO, debe ser desterrada…la frase tiene que ser afirmativa.
- Lo más corta posible.
- Con palabras significativas para nosotros, tiene que fluir, resonar.
Una vez creada la frase que refleja nuestra nueva creencia, vamos a instalarla y lo vamos a hacer de la misma forma que se instaló la anterior, a base de repetirla una y otra vez. Dado que no queremos estar así años, lo vamos a hacer con un plan de acción concreto e intensivo:
Nos vamos a repetir la frase todos los días al menos 250 veces. No te asustes, lleva menos tiempo del que te imaginas… ¿Cómo hacerlo?:
- Siéntate en una mesa.
- Coge un puñado de judías, cuenta 250.
- Mira tu reloj.
- Y empieza a repetir tu frase, apartando una judía con cada repetición.
- Cuando hayas terminado con tu montón de 250 judías, mira el reloj y calcula el tiempo invertido, ese será el tiempo mínimo diario de repetición para instalar tu nueva creencia.
- Lo habitual es tardar no más de 10 minutos por cada bloque de 250 repeticiones
- Cuantas más veces lo hagas, más rápido será el proceso, los resultados aparecerán a partir de unos tres meses. ¡Lo notarás!
- Elige los mismos momentos para hacerlo y convertirlo en un hábito. Cuando te duchas, te lavas los dientes, haces la cama, friegas los platos, en los anuncios de la televisión, en el transporte público, paseas, haces ejercicio…es decir en las tareas rutinarias.
- Mientras te lo dices, se consciente de esas palabras, entonando y vocalizando con tu lenguaje silencioso… si estás a solas también lo puedes decir en alto.
Es una técnica muy eficaz, funciona porque así se forman las creencias.
A mí me ha quedado esta frase: “Yo reivindico mi derecho a ser: Hija, hermana, amiga, compañera, psicóloga, madre… y cada una de estas parcelas en mi vida precisan y les voy a dar su tiempo y espacio”. *Es muy importante que sepas que la frase es muy personal e intransferible. Al fin y al cabo, tiene que fluir, tienes que incluir palabras importantes para ti, que en muchas ocasiones, no lo serán para otros.
En resumen:
- Las creencias son modificables. Las palabras no se las lleva el viento. Las creencias, están hechas o construidas de ideas y palabras. Éstas, a su vez, pueden construir y plasmarse en creencias. Estas palabras y frases son modificables.
- A lo largo de nuestra vida hemos acumulado muchas creencias. Se nos han instalado y tienen un efecto contundente sobre nuestra vida.
- Muchas de estas creencias son impulsoras, pero otras son limitantes… y estaría bien hacer algo creativo y constructivo (transformador) con estas creencias limitadoras que nos producen culpa.
- Está en tu mano generar un sistema de creencias, ajustado y adaptativo que te haga crecer… en tu mano está hacer desaparecer la culpa de tu vida.
- Bueno, bueno… deja una “poquita” de culpa, pues también es bueno que aparezca para decirnos que debemos modificar alguno de nuestros comportamientos.
Y tú… ¿en qué o qué crees…? ¿hay algo que quieras modificar?
Alba Psicólogos
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